Transformación forzosa por COVID-19: ¿qué pasa con las empresas que eligieron no transformarse?
A propósito de la situación de emergencia pública que estamos viviendo a nivel mundial, los líderes empresariales están afrontando un gran reto y es mantener la continuidad de los negocios.
Desde hace algunos años las empresas se están transformando, de hecho, ya no es novedad hablar de trasformación digital. Sin embargo, muchas aún no consideran la movilidad de su staff como parte central de esa transformación. El problema es que a lo largo de los años hemos visto situaciones que pusieron en jaque la operatoria habitual de las compañías (ataques como WannaCry, desastres naturales, alertas por enfermedades); y aquellas empresas que no eligieron transformarse voluntariamente tuvieron que hacerlo de forma forzosa para poder seguir operativas y para resguardar a sus empleados, es decir, para hacer un intento de salir airosas en una situación de crisis para la que no estuvieron preparadas.
Pero la diferencia entre las empresas que apuestan por la movilidad y que se transformaron de forma planificada es abismal en relación a aquellas que tienen que hacerlo de manera obligada. La transformación forzosa sin dudas no es un escenario ideal. Es una transformación que implica asumir riesgos elevados empezando por elegir un proveedor tecnológico de urgencia. O también optar por enviar a los empleados a trabajar desde sus casas sin que cuenten con la tecnología adecuada para hacerlo; lo que puede redundar en posibles pérdidas de datos, falta de información necesaria para trabajar, acceso limitado a aplicaciones clave, acceso a los datos desde redes inseguras sin mecanismos de protección, entre otros. Y, por supuesto, una disminución de la productividad. En este contexto, ¿cuál es el potencial de éxito del modelo de teletrabajo? Porque es realmente posible que no funcione del todo bien, no cumpla con lo esperado o sea negativo para la organización.
La transformación tecnológica planificada, por su parte, le da dos herramientas clave a las empresas para poder tomar las mejores decisiones en escenarios habituales pero también en aquellos imprevistos: FLEXIBILIDAD y CONTROL. Flexibilidad para poder entregar datos y aplicaciones sin importar el lugar en el que los empleados estén ni que dispositivo estén utilizando (sí, también dispositivos no corporativos). Control, para saber dónde está la información, garantizar medidas de seguridad, saber quién accede a qué, habilitar nuevos accesos y restringir otros, y mucho más. Pero sobre todo, tiene un enfoque a prueba de futuro buscando ser funcional a largo plazo.
¿Crees que estás listo para reaccionar a una situación imprevista? ¿Cuánto tiempo tus empleados podrían trabajar desde otro lugar siendo productivos? ¿Un día? ¿Una semana? ¿Y qué tal un mes? Si responder estas preguntas te genera dudas, todavía estás a tiempo de planificar tu transformación. Si la transformación digital nunca fue opcional, ahora menos que nunca lo es, pero no solo por escenarios complejos que puedan surgir sino como recurso vital para impulsar los negocios y empoderar a los empleados siempre.