
¿Por qué la exención de aranceles electrónicos es temporal? Así está afectando a la industria Tech en México
El proteccionismo estadounidense reconfigura la geografía industrial de América del Norte.
La administración de Donald Trump anunció este viernes una exención temporal de aranceles para una amplia gama de productos electrónicos importados de China, incluidos smartphones, laptops, discos duros y maquinaria para fabricar chips. Si bien la medida ofrece un respiro a los gigantes tecnológicos, el propio gobierno estadounidense dejó claro que la tregua será breve.
El secretario de Comercio, Howard Lutnick, aclaró este domingo que la exención “no es permanente” y que estos productos están incluidos en un paquete más amplio de tarifas sectoriales que se implementarán próximamente. “Necesitamos que los medicamentos, los semiconductores y nuestros electrónicos se fabriquen en Estados Unidos. No podemos depender de países extranjeros para cosas fundamentales que necesitamos”, declaró en el programa This Week de ABC. Con estas palabras, el funcionario subrayó que el objetivo final es repatriar las cadenas de producción clave.
El mensaje fue reforzado por el representante comercial Jamieson Greer, quien señaló que se trata de un nuevo enfoque arancelario basado en seguridad nacional, y no en una “solución de queso suizo” que deja huecos en la estrategia. Aunque las tarifas del 10% impuestas anteriormente quedarán en pausa para ciertos artículos, estos simplemente se están reubicando en un esquema alternativo que impondrá cargas más altas a mediano plazo.
Las reacciones del sector no se hicieron esperar. Empresas como Apple, Nvidia y Samsung celebraron la noticia con cautela, conscientes de que el alivio es temporal y condicionado. El analista Dan Ives, de Wedbush Securities, criticó la falta de claridad del gobierno estadounidense, calificándola de “mareante para la industria” y advirtiendo que este tipo de ambigüedad podría frenar decisiones de inversión a largo plazo.
Pero más allá de Silicon Valley, el impacto también se sentirá en países como México, que forma parte esencial de la cadena de suministro tecnológica global. México participa activamente en la producción de componentes electrónicos, dispositivos y maquinaria que, en muchos casos, se integran en productos ensamblados o comercializados en Estados Unidos. Si la Casa Blanca avanza con su plan de reubicar toda la cadena productiva dentro de su territorio, México podría enfrentar una pérdida importante de competitividad.
Especialistas en comercio exterior señalan que el país deberá estar preparado para adaptarse a este nuevo entorno. Si bien el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ofrece un marco privilegiado de acceso al mercado estadounidense, este tipo de políticas proteccionistas impulsadas bajo criterios de “seguridad nacional” podrían pasar por alto acuerdos previos y redibujar la geografía industrial de Norteamérica. En otras palabras, aunque México es socio estratégico, no está blindado frente a la política industrial estadounidense.
Celulares, chips y laptops, alivio parcial pero con fecha de caducidad
En términos financieros, la volatilidad ya se refleja en los mercados. Desde el anuncio original de Trump el 2 de abril sobre tarifas más agresivas, las acciones de grandes tecnológicas estadounidenses han sufrido caídas de hasta 14%, representando pérdidas superiores a los 2.1 billones de dólares en valor de mercado. El respiro del viernes alivió parte de esas pérdidas, pero los analistas temen nuevas turbulencias en cuanto se activen los nuevos aranceles.
China, por su parte, reaccionó con mesura. El Ministerio de Comercio calificó la suspensión parcial como “un pequeño paso positivo”, aunque insistió en que Estados Unidos debería eliminar por completo los aranceles heredados de la guerra comercial para restablecer la confianza bilateral. Hasta el momento, no hay indicios de que ambas potencias retomen negociaciones sustanciales a corto plazo.
Mientras tanto, empresas como Apple caminan sobre una cuerda floja. Aunque en febrero se comprometió a invertir 500 mil millones de dólares en Estados Unidos y crear más de 20 mil empleos, expertos apuntan que trasladar su producción fuera de Asia sería una operación de riesgo, pues al fabricar el iPhone en suelo estadounidense podría triplicar su precio, reduciendo drásticamente su competitividad global.

Las big tech podrían estar en peligro
Las acciones del llamado grupo de los “Siete Magníficos” de la tecnología —Apple, Microsoft, Nvidia, Amazon, Tesla, Alphabet (matriz de Google) y Meta (matriz de Facebook)— han sufrido pérdidas importantes desde que Trump anunciara a principios de abril una serie de aranceles generales.
La postura del gobierno está siendo criticada por la falta de claridad y coherencia en su estrategia comercial. Mientras algunos funcionarios del gobierno Trump aseguran que no habrá exenciones duraderas, otros ofrecen alivios temporales que luego son desmentidos por el propio presidente. Esta ambigüedad está afectando no solo a los mercados, sino también a la confianza de las grandes empresas en la política comercial estadounidense.
Aunque el secretario Lutnick expresó confianza en que el presidente Trump y el líder chino Xi Jinping podrán llegar a una resolución favorable, la falta de acuerdos concretos y constantes modificaciones en la política arancelaria generan un clima de incertidumbre que podría prolongarse durante los próximos meses.
Por ahora, los analistas y las empresas tecnológicas se mantienen esperando conocer los detalles del nuevo paquete de aranceles a semiconductores y productos farmacéuticos que, según las autoridades, serán revelados en uno o dos meses.
Para México, esta pausa abre tanto un espacio de riesgo como de posibilidad: podría ser excluido en un escenario de nacionalismo económico, o podría convertirse en el socio natural para una nueva etapa de relocalización. El desenlace dependerá de la capacidad del país para adaptarse, atraer inversión y defender su posición como socio indispensable en la cadena de valor tecnológica de América del Norte.