La primera placa AMD RX Vega en salir al mercado (RX Vega 64) se agotó en cuestión de minutos. Dos semanas después hizo su debut la más accesible Vega 56, siguiendo la misma suerte. La nueva generación de GPUs de AMD está sufriendo una significativa escasez que no sólo derivó en aumentos de los precios finales de los productos, sino que también se presentaron demoras considerables en los plazos de envío por parte de los minoristas.
AMD anunció planes de reabastecer al canal a lo largo del trimestre para satisfacer la fuerte demanda. “Estamos trabajando con nuestros socios para reconstruir el stock durante las próximas semanas”, indicó un comunicado de la empresa.
Dejando de lado las cuestiones de abastecimiento, Vega se las arregló para cumplir con las promesas de AMD. La AMD Radeon RX Vega 64 ofrece una performance competitiva con la GTX 1080 de Nvidia a precios similares, mientras que la RX Vega 56 tiene aún más éxito compitiendo con la GTX 1070, también a niveles cercanos de precios. Vega finalmente otorga a los usuarios de monitores con FreeSync la posibilidad de hacer un upgrade a algo mejor que una RX 580.
Sin embargo, muchos entusiastas esperaban de Vega algo más que sólo una alternativa a las GPUs de Nvidia, particularmente teniendo en cuenta que se trata de una nueva arquitectura que le tomó a AMD más de un año lanzar al mercado luego de que Nvidia presentara a Pascal.
Raja Koduri, vicepresidente senior y arquitecto en jefe del grupo de tecnologías Radeon de AMD, rompió el silencio y, a través de gran cantidad de tweets (vía la cuenta @GFXChipTweeter), aclaró cuestiones de abastecimiento, de performance por watt y por dólar, y aprovechó también para referirse a las nuevas características de Vega. En primer término, el directivo reforzó el compromiso de la empresa para entregar tantas GPUs Vega como fuera posible, y lo más pronto posible, a los canales de todo el mundo. “No tengo mucho que agregar acerca de Vega”, twitteó Koduri, “más allá de reforzar el hecho de que nuestros equipos de abastecimiento están trabajando duro para incrementar la disponibilidad cada día”.
PERFORMANCE CON VERSATILIDAD
El siguiente aspecto tratado por Koduri fue acerca de las relaciones de performance por dólar y performance por watt de las nuevas GPUs. Según el directivo de AMD, Vega posee un mayor rango dinámico de performance por watt que cualquier otra GPU existente. Esto significa que el diseño de Vega le permite configurarse para ser extremadamente frugal y eficiente en cuanto al consumo si eso es lo que se busca, o bien lograr el extremo opuesto si lo que se intenta es maximizar la performance sin importar los watts consumidos.
El objetivo del equipo de desarrollo de Radeon Technology Group (RTG) fue conseguir un balance que pudiera satisfacer a la mayor cantidad posible de usuarios. “Los datos de ventas tienden a favorecer a la relación performance por dólar, pero algunas opiniones favorecen a la performance por watt”, twitteó @GFXChipTweeter. “Tratamos de darles a los usuarios opciones para cubrir sus preferencias”.
El resultado fue la implementación de tres modos operativos separados para Vega: un modo de ahorro de energía, un modo balanceado y un modo Turbo. En el modo de ahorro de energía, la GPU se mantiene dentro de una curva restringida de consumo y frecuencia, procurando sacrificar la performance lo menos posible. El modo Turbo, en cambio, le indica a la GPU que corra tan rápido como pueda, mientras que el modo balanceado (tal como su nombre lo indica) es un punto medio entre ambos.
Los análisis independientes demuestran que el rango de consumo de una placa Radeon RX Vega 64 enfriada por aire va desde apenas 18,6 watts en modo ocioso hasta 385,3 watts como pico máximo en gaming modo Turbo. Como término medio, en situaciones de gaming en modo balanceado, la placa alcanza un consumo de 284,6 watts. AMD informa que, en modo de ahorro de energía, la RX Vega 64 puede ahorrar hasta 120 watts, reduciendo el consumo en más de un 35 por ciento y la performance en apenas un 4 por ciento.
NUEVAS CARACTERÍSTICAS ARQUITECTÓNICAS
Según lo dicho por Koduri, la arquitectura Vega 10 tenía la intención de ser desde el principio tan versátil como fuera posible, con la idea de competir con tres diferentes diseños de GPU de Nvidia: GP100, GP102 y GP104. Esto significaba que el equipo de desarrollo debería hacer varios compromisos para conseguir el objetivo.
A diferencia de Nvidia, que podía darse el lujo de crear diferentes diseños para cómputo y para gaming, AMD debía cubrir ambos mundos con un único diseño. “Quienes quieran hacer comparaciones de performance sobre mm2 deben considerar las características de Vega 10 compitiendo contra 3 diferentes SoCs competitivos: GP100, GP102 y GP104”, twitteó Koduri. Cuando se le pidieron más detalles, señaló que gran parte del crecimiento en transistores/consumo en Vega estaba relacionado con la implementación de Infinity Fabric y la gran cantidad de nuevas características, algunas de las cuales requieren ayuda del software para que se las pueda aprovechar plenamente.
Los seguidores de AMD Radeon usan desde hace tiempo el término “vino fino” para describir el proceso a través del cual las GPUs Radeon basadas en GCN (Graphics Core Next) maduran con el tiempo y ocasionalmente superan por amplios márgenes a sus contrapartes de Nvidia en términos de performance. Un ejemplo es la HD 7950, que originalmente se presentó como un competidor para la GeForce GTX 660 Ti (allá por el año 2012), pero con el tiempo logró superar no sólo a la más costosa GTX 670 sino también a la GTX 680 y, en algunos juegos, también a la GTX 770.
Los comentarios de Koduri en relación al filón de potencial de hardware no explotado trae el término “vino fino” a la memoria, si bien el directivo niega enfáticamente que él se haya referido a ese término en sus tweets.
EL ENTRAMADO INFINITY
Entre las nuevas características aún no explotadas se destaca Infinity Fabric, la tecnología de interconexión de baja latencia/bajo consumo/alto ancho de banda que conecta a los controladores de memoria con el resto de la GPU. El uso de Infinity Fabric es parte del esfuerzo de AMD para desarrollar un sólido entramado que le sirva como interconexión para todos sus productos. Ya hemos visto a esta nueva tecnología de interconexión funcionando en Ryzen y en Threadripper, pero aún está por verse lo que puede aportar a las GPUs, y los rumores apuntan a un posible empuje para las arquitecturas híbridas que combinan procesamiento de CPU y de GPU.
Se cree que AMD tiene una placa Vega con GPUs duales en camino, y es probable que la empresa aproveche a Infinity Fabric para interconectar a las GPUs de forma tal de superar las cuestiones que actualmente enfrenta CrossFire. El resultado sería una pareja de chips Vega procesando información como una única GPU, sin los inconvenientes de las tradicionales soluciones como SLI o CrossFire.
A medida que el software se vaya adaptando a Vega, sus por ahora potenciales virtudes comenzarán a materializarse. Mientras tanto, las fraguas de AMD deberán trabajar a todo vapor para abastecer a un mercado ansioso y a un creciente número de mineros de criptomonedas que, seducidos por la impresionante eficiencia de Vega para cosechar Ethereum (más de 43,5 MH/seg., consumiendo 248 watts), seguirán sacándolas de las estanterías apenas lleguen a éstas.
