
Chips B300 de Nvidia: por qué impulsan la nueva era de la inteligencia artificial
Diseñados por el gigante tecnológico, duplican el rendimiento de su antecesor y son el nuevo estándar para entrenar modelos de IA. El Salvador se convirtió en el primer país en cotizarlos de forma soberana, marcando un hito para la región.
En la carrera global por dominar la inteligencia artificial, hay un protagonista silencioso que marca la diferencia: el chip. Más precisamente, el NVIDIA B300, una de las piezas de hardware más codiciadas del planeta. Lanzado en marzo de 2024, el B300 —junto con su versión B200— fue diseñado para una sola cosa: acelerar el desarrollo de modelos de IA cada vez más potentes.
Basados en la nueva arquitectura Blackwell, los chips Blackwell Ultra B300 son parte de la nueva generación de unidades de procesamiento gráfico (GPUs) diseñadas específicamente para inteligencia artificial. Ofrecen una mejora de más del 100% en tareas clave como el entrenamiento de modelos de lenguaje, la generación de imágenes o el razonamiento en tiempo real. Incluyen tecnologías como NVLink, HBM3e, interconexiones de hasta 10 TB/s y un diseño con más de 200 mil millones de transistores, lo que permite una eficiencia energética sin precedentes para cargas de trabajo masivas.
El B300 no es un chip para computadoras personales. Es un componente que se instala en centros de datos de alto rendimiento, integrados en plataformas como HGX B300 NVL16, capaces de conectar hasta 16 GPUs para operar como un cerebro colectivo. Son los motores detrás de la IA generativa que vemos en herramientas como ChatGPT, Midjourney o Gemini, y su disponibilidad es limitada: no se venden en cualquier lado ni a cualquier comprador.
De hecho, uno de los datos que sorprendió al mundo fue que en los últimos días El Salvador, a través de su Laboratorio Nacional de Inteligencia Artificial, logró cotizar soberanamente estos chips, algo que hasta ahora solo hacían grandes empresas tecnológicas o gobiernos de potencias. El acuerdo fue gestionado junto a la firma estadounidense Hydra Host y supone un movimiento estratégico para formar talento local y producir IA desde la región.
En el tablero geopolítico que mezcla talento, infraestructura, acceso a datos y poder de cómputo, El Salvador decidió entrar con fuerza. Lo hizo con una jugada que no pasa desapercibida. La instalación de los chips en un datacenter nacional y la apertura del Campus IA buscan no solo consumir IA, sino también producirla y exportarla. Se convirtió en el primer país de Latinoamérica en conseguir este activo.
NVIDIA: del gaming a dominar la era de la IA

La historia de estos chips es también la historia de su fabricante: NVIDIA. La empresa nació en los años 90 fabricando placas gráficas para videojuegos, pero encontró su gran oportunidad cuando descubrió que esas mismas GPUs podían servir para algo más que mover imágenes: también eran perfectas para el entrenamiento de redes neuronales profundas.
Hoy, NVIDIA domina el mercado global de hardware para IA con más del 80% de participación, y es proveedor exclusivo o prioritario de OpenAI, Meta, Google, Amazon y Microsoft. Su ecosistema no se limita al hardware: también desarrolla software, plataformas de entrenamiento, sistemas de servidores completos y librerías de código que se convirtieron en estándar de la industria.
El impacto económico fue brutal. En 2024, superó en valor bursátil a Apple y se consolidó como una de las tres compañías más valiosas del mundo, junto con Microsoft y Saudi Aramco. Su CEO, Jensen Huang, pasó a ser considerado uno de los líderes más influyentes del mundo tech y sus keynotes son seguidas como eventos globales.
El chip B300, entonces, no es solo un producto más. Es una declaración de poder. Representa lo último en capacidad de cómputo para una era en la que quien tenga más potencia, más datos y mejores algoritmos, tendrá la delantera.
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