El alto costo climático de la IA: ¿Quién se beneficia y quién lo paga?
El auge de la inteligencia artificial acelera una demanda energética sin precedentes: mientras un puñado de corporaciones concentra los beneficios económicos de esta tecnología, el costo ambiental —emisiones de CO₂, presión sobre el agua y residuos tecnológicos— se distribuye de forma global, reabriendo el debate sobre sostenibilidad, justicia climática y gobernanza de la IA.
Los servicios de Inteligencia Artificial de uso masivo dependen de una infraestructura informática invisible para el usuario final, pero que requiere un consumo energético que genera un alto nivel de CO2 que aporta al Calentamiento Global y al Impacto Ambiental. Esta es una industria que concentra los beneficios económicos en una pequeña cantidad de corporaciones y es utilizada por menos del 5% de la población mundial, pero los efectos los sufren el 100% de los habitantes del planeta.
El problema del Flujo de Datos y la Infraestructura de Servicio
El impacto energético de la IA (tanto Generativa como Agéntica) para consumo masivo se divide en dos áreas principales: el entrenamiento inicial y la inferencia (los distintos de consultas que realizan las personas) a escala masiva en la nube.
La Carrera por el Entrenamiento (Training): El entrenamiento de modelos iniciales de IA exige una alta inversión energética para el funcionamiento de GPUs de alto consumo entre otros componentes. Un estudio de la Universidad de Waterloo de 2024 reveló que el scaling de los modelos (aumento de parámetros) ha superado con creces las mejoras en la eficiencia algorítmica y de hardware, lo que significa que cada nueva generación de modelos es, en términos absolutos, más costosa en generación de CO2 que la anterior (Ver On a new measure on the Levi-Civita field https://arxiv.org/abs/2211.05051).

La Deuda Oculta de la Inferencia: La inferencia se está convirtiendo rápidamente en el principal vector de consumo. El efecto de escala es exponencial. Informes de la industria han proyectado que la integración de la IA en tareas rutinarias podría aumentar la demanda de energía de los centros de datos que sostienen los servicios de nube hasta en un 70% para 2027. La energía consumida por una sola interacción con un LLM se vuelve crítica debido a su frecuencia y escala global. Esto ralentiza los esfuerzos de descarbonización del sector eléctrico.
Aspectos Técnicos y la Complejidad del LCA: La medición del verdadero impacto de la IA requiere sofisticados modelos de Análisis del Ciclo de Vida (LCA), que van más allá del consumo de electricidad (PUE):
- La Huella Hídrica y de Recursos: Los clusters de alta densidad requieren refrigeración, incrementando el consumo de agua. Las empresas de IA deben publicar su métrica de Efectividad del Uso del Agua (WUE) analizando la huella hídrica de la IA en regiones áridas en https://www.nature.com/articles/s41545-021-00101-w).
- La Energía Incorporada (Embodied Energy) del Hardware: La energía necesaria para la fabricación de los chips de IA es otro componente de alto impacto. La obsolescencia acelerada del hardware de IA convierte estos componentes en e-waste de alto impacto mucho antes de su degradación natural (Cadena de suministro de semiconductores https://www.researchgate.net/publication/387006681_Cadena_de_suministro_de_semiconductores). Además, el International Energy Agency (IEA) de 2024 subraya que el consumo eléctrico de la IA debe ir acompañada de una descarbonización de la cadena de suministro de semiconductores (Ver informe IEA Digitalisation and Energy 2024, sobre el ciclo de vida del hardware de TI en https://www.iea.org/reports/digitalisation-and-energy).
- Estandarización y Metodología Transparente: Es necesario adoptar estándares. El borrador ISO 14034 Draft AI LCA (https://www.iso.org/) es crucial para auditar el impacto ambiental de la IA de manera estandarizada. Asimismo, The Green Software Foundation (https://greensoftware.foundation/) proporciona herramientas y principios para el diseño de software de IA con menor consumo.
El Impacto Geopolítico: Norte Digital vs. Sur Energético
El escenario se complica por la justicia climática. Las grandes empresas están logrando ser «cero neto» corporativas mediante la compra masiva de Certificados de Energía Renovable (RECs) y Acuerdos de Compra de Energía (PPAs). Sin embargo, la gigantesca demanda de energía presiona la infraestructura en países y regiones que luchan por descarbonizar su propia matriz energética.
El Foro Económico Mundial (WEF) de 2024 alertó sobre este riesgo, señalando que la falta de regulación de la demanda de IA podría socavar los esfuerzos globales del Acuerdo de París (Ver World Economic Forum Global Risks Report 2024, sobre el riesgo tecnológico y ambiental en https://www.weforum.org/publications/global-risks-report-2024/).

Gobernanza y el Camino Hacia la IA Sostenible
Las soluciones pasan por la intervención regulatoria y la innovación enfocada en la eficiencia.
- Mandato de Transparencia Energética: La Ley de IA de la Unión Europea (https://artificial-intelligence-act.com/) debe complementarse con mandatos de divulgación rigurosa y auditable del consumo de energía y la huella de carbono de los modelos.
- Programación Consciente de la Red: Los entrenamientos deben implementarse con programación consciente de la red (grid-aware scheduling). Esto significa que las cargas se programen para coincidir con los picos de producción de energía renovable, minimizando el uso de combustibles fósiles (Investigación en Nature Energy 2024, sobre la adaptación temporal de las cargas de datos a las fuentes renovables en https://www.nature.com/nenergy/ – Señalando la sección de estudios sobre optimización energética de centros de datos).
- Innovación en la Arquitectura de Modelos: El desarrollo de Modelos de Lenguaje Pequeños y Eficientes (SLMs) y la computación neuromórfica deben ser prioritarios. Esto ofrece vías para reducir las necesidades de memoria y cálculo en órdenes de magnitud.
La IA, además de haberse convertido en un recurso de uso diario para quienes tienen acceso a ella (menos del 5% de la población mundial) tiene, paradójicamente, el potencial de ser una herramienta clave en la lucha contra el Impacto Ambiental. Pero si su implementación continúa priorizando el despliegue rápido sobre la sostenibilidad rigurosa, continuará siendo sólo parte del problema y no tendrá un rol determinante en ser parte de la solución. Es una cuestión de ética algorítmica y de gobernanza: los grandes poderes de cálculo deben ir acompañados de una gran responsabilidad climática.
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