
Pantallas interactivas que piensan, colaboran y enseñan
En un contexto donde la tecnología es clave para la educación y el trabajo colaborativo, BenQ apuesta por la innovación y la capacitación como pilares para impulsar la adopción de pantallas interactivas en América Latina. La clave no está solo en la herramienta, sino en cómo se la utiliza.
Por Alfredo Rubio, product manager de las soluciones B2B de BenQ México y Latinoamérica.
Vivimos en un mundo donde la tecnología dejó de ser un lujo o un accesorio. Hoy es un componente vital de la educación y del trabajo colaborativo. En BenQ, llevamos años imaginando un futuro donde las pantallas no solo muestren contenido, sino que también piensen, reaccionen, aprendan y, sobre todo, conecten a las personas en cualquier entorno: aulas, salas de juntas o incluso espacios híbridos desde casa. Ese futuro ya está aquí.
La colaboración digital se ha transformado radicalmente desde la pandemia. Mientras algunos sectores quedaron paralizados por la incertidumbre, otros encontraron en la tecnología una tabla de salvación. En Latinoamérica vemos una gran oportunidad, pero también dos grandes desafíos: la falta de información y la falta de capacitación.
En mi experiencia, uno de los errores más comunes es confundir una pantalla interactiva con una televisión. A simple vista, pueden parecer similares, pero su propósito, tecnología y potencial son radicalmente distintos. La pantalla interactiva no es un monitor pasivo: es una herramienta de colaboración activa, con funciones que van desde la escritura digital avanzada, hasta la integración de aplicaciones de inteligencia artificial, transmisión inalámbrica y grabación de clases o presentaciones para reproducirlas en cualquier momento.
Desinformación y subutilización: una barrera para el cambio
Desafortunadamente, todavía hay quienes ven estas pantallas como «lujos innecesarios». ¿El motivo? Falta de información. Muchas escuelas, empresas y canales de distribución aún no conocen a fondo lo que esta tecnología puede hacer. Y ese desconocimiento tiene un impacto directo en la toma de decisiones. La percepción errónea de que «es solo una tele bonita» limita su adopción y subutiliza su potencial.
Por otro lado, la falta de capacitación es una barrera igual de crítica. Puedes tener la mejor herramienta del mercado, pero si nadie te enseña cómo sacarle provecho, se convierte en un mueble caro. En BenQ lo entendimos muy pronto. Por eso lanzamos una estrategia de certificación técnica que hoy recorre toda América Latina. Ya concluimos sesiones en la Ciudad de México, Colombia, Chile y Argentina. Vamos por Guadalajara, Monterrey, Perú y Ecuador. Y seguiremos expandiéndonos. Porque creemos que el conocimiento transforma.

Casos reales de impacto en educación y empresas
Cuando un docente o un líder corporativo aprende a usar la pantalla interactiva como se debe, la experiencia cambia. He visto casos donde maestros graban sus clases directamente desde la pantalla, las editan en ella misma, las suben a YouTube y se convierten en referentes educativos. También he visto empresas que optimizan sus juntas de trabajo, ahorran tiempo, eliminan papel, y logran conectar equipos de distintas regiones en una misma sesión colaborativa, sin cables, sin retrasos, sin complicaciones.
Una visión clara: potenciar a las personas con tecnología
Nuestra visión de futuro en BenQ es clara: construir entornos donde la tecnología no reemplace a las personas, sino que las potencie. Por eso trabajamos cada día en desarrollar productos que integren inteligencia artificial, mejoras ergonómicas, opciones para el aprendizaje visual, táctil o kinestésico, y sobre todo, estabilidad. Nuestro índice de falla está por debajo del 0.1%. Eso quiere decir que nuestras pantallas no solo funcionan bien, sino que funcionan siempre.
Además, BenQ tiene un valor agregado único: somos fabricantes. No ensamblamos piezas de terceros; desarrollamos nuestras propias soluciones, con un enfoque vertical que garantiza calidad, compatibilidad e innovación constante. Eso nos permite ser pioneros en avances como el recubrimiento antibacteriano, la sensibilidad táctil mejorada, y la integración de plataformas personalizadas para educación o negocios.
Sin embargo, también sabemos que toda esta capacidad técnica puede quedar subutilizada si no se comprende ni se aprovecha. Una pantalla interactiva es como una navaja suiza: tiene múltiples herramientas, capacidades y soluciones en un solo dispositivo, pero si nadie te enseña a usarla, o si la usas solo para lo básico, terminará empolvada en una esquina. Como una navaja olvidada que jamás cortó, jamás abrió caminos, jamás creó nada.
Queremos acompañar a nuestros usuarios en el camino de la transformación digital, con capacitación, asesoría y visión de futuro. Porque la pantalla no reemplaza al maestro, ni al capacitador, ni al líder de equipo. Pero sí los puede llevar mucho más lejos.