Inteligencia Artificial

OpenAI regresa a la robótica: su nueva estrategia para llegar a la IAG

Después de cerrar su división de robótica en 2021, OpenAI reactiva el área con contrataciones clave y proyectos centrados en robots humanoides. El objetivo es integrar percepción física, acción y aprendizaje para acelerar el desarrollo de la inteligencia general artificial.

OpenAI, la compañía detrás de ChatGPT, ha decidido dar un nuevo giro en su estrategia de investigación: está contratando expertos en robótica para avanzar hacia la tan anhelada Inteligencia Artificial General (IAG).

El movimiento marca un regreso a un terreno que la empresa había abandonado en 2021, cuando cerró su división de robótica para enfocarse de lleno en los modelos de lenguaje. Cuatro años después, y con un panorama tecnológico diferente, el equipo vuelve a crecer con la mirada puesta en robots humanoides capaces de interactuar con el mundo físico.

El regreso a la “IA física”

La decisión responde a un diagnóstico claro: para desarrollar sistemas que se acerquen a la inteligencia humana, no basta con procesar texto o imágenes. Es necesario que las máquinas sean capaces de percibir, razonar y actuar en entornos dinámicos y complejos, donde la incertidumbre y la interacción física son inevitables. En este sentido, la robótica aparece como el puente hacia una IAG que no solo piense, sino que también actúe con criterio en el mundo real.

OpenAI retoma su apuesta por la robótica cuatro años después de cerrar su antigua división. El objetivo: avanzar hacia una inteligencia artificial que también actúe en el mundo físico.
OpenAI retoma su apuesta por la robótica cuatro años después de cerrar su antigua división. El objetivo: avanzar hacia una inteligencia artificial que también actúe en el mundo físico.

Desde mediados de 2025, OpenAI comenzó a publicar vacantes en áreas como teleoperación, simulación avanzada e ingeniería mecánica, lo que sugiere que su interés no se limita al software. La compañía también podría estar desarrollando hardware propio o adaptando sistemas robóticos existentes con sensores especializados para recolectar datos más precisos.

El nuevo talento detrás del proyecto

Uno de los fichajes más destacados es el de Chengshu Li, investigador formado en Stanford con experiencia en robots humanoides y sistemas de manipulación. Su incorporación confirma que el objetivo de OpenAI no es simplemente experimentar, sino sentar bases concretas para el desarrollo de algoritmos capaces de controlar robots de forma versátil y generalista.

La estrategia busca crear máquinas que puedan aprender múltiples tareas, desde acciones simples hasta procesos complejos, sin necesidad de reprogramación constante. Este enfoque, que recuerda al concepto de un “robot universal”, pretende acelerar la transición hacia sistemas con inteligencia general.

La compañía busca avanzar hacia una inteligencia artificial general que combine razonamiento, percepción y acción.
La compañía busca avanzar hacia una inteligencia artificial general que combine razonamiento, percepción y acción.

Una carrera global por los humanoides

El regreso de OpenAI a la robótica no ocurre en un vacío. Competidores como Tesla, con su robot Optimus, y Google DeepMind, con proyectos de agentes integrados al entorno físico, también avanzan en la misma dirección. A ellos se suman startups como Figure AI y Agility Robotics, que ya trabajan en prototipos humanoides destinados a tareas de logística, manufactura y asistencia.

OpenAI incluso ha invertido en Figure AI, lo que refleja tanto el interés en la colaboración como la urgencia de no quedarse atrás en un campo donde los datos del mundo real son clave para entrenar modelos cada vez más potentes.

Desafíos en el camino

No obstante, la apuesta enfrenta obstáculos significativos. Uno de ellos es el “sim-to-real gap”, la brecha entre lo que los robots aprenden en simulaciones y lo que logran ejecutar en la vida real. A esto se suman los costos de fabricar hardware robusto, los dilemas éticos y de seguridad que implica poner robots en contacto con personas, y la necesidad de desarrollar marcos regulatorios que acompañen la innovación.

La compañía detrás de ChatGPT amplía su campo de acción más allá del lenguaje y vuelve a apostar por la IA física.
La compañía detrás de ChatGPT amplía su campo de acción más allá del lenguaje y vuelve a apostar por la IA física.

Aun así, el contexto tecnológico de 2025 es muy distinto al de 2020. Hoy existen más datos, mejores modelos y un ecosistema de sensores y procesadores optimizados que permiten retomar la investigación con más garantías de éxito.

Con su regreso a la robótica, OpenAI da un paso estratégico en la carrera hacia la Inteligencia Artificial General. El objetivo ya no es solo crear modelos que entiendan y generen lenguaje, sino sistemas que combinen esa capacidad con percepción sensorial y acción en el mundo físico. La apuesta por humanoides y la contratación de expertos en el área colocan a la empresa en el centro de una competencia global donde se juega el futuro de la IA.

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