
ChatGPT Agent: ¿Qué es y como se activa?
Con su última innovación, OpenAI inaugura una nueva etapa en el uso práctico de la inteligencia artificial: una solución que automatiza procesos, interactúa con servicios digitales y ejecuta acciones complejas de forma proactiva y personalizada.
Hasta ahora, ChatGPT había demostrado ser un gran asistente conversacional: respondía dudas, redactaba textos, generaba ideas y hasta programaba. Pero OpenAI decidió subir la apuesta. La compañía lanzó oficialmente ChatGPT Agent, una evolución tan ambiciosa que redefine el rol de la inteligencia artificial: ya no se trata solo de hablar con una IA, sino de delegarle tareas completas.
Este nuevo agente no solo responde preguntas, sino que actúa por el usuario, tomando decisiones, ejecutando pasos y resolviendo tareas de principio a fin. Así, ChatGPT deja de ser un simple interlocutor para convertirse en algo mucho más poderoso: una especie de asistente autónomo, operativo y proactivo, que navega, compra, analiza, compara, agenda y genera resultados concretos en tiempo real.

¿Qué es ChatGPT Agent?
Imagina esto: necesitas preparar un desayuno japonés para cuatro personas. En lugar de buscar recetas, abrir sitios de cocina, revisar ingredientes y salir a comprar, ahora podés simplemente decirle a ChatGPT Agent: “Organiza y compra todo lo necesario para este desayuno”. Y lo hace.
El nuevo agente tiene la capacidad de navegar por la web, llenar formularios, comparar productos, ejecutar código, conectarse a aplicaciones como Gmail o Google Calendar y generar presentaciones o reportes completos, todo sin intervención manual en cada paso. En pocas palabras, automatiza procesos complejos que normalmente requerirían tiempo, atención y múltiples plataformas abiertas al mismo tiempo.
La promesa de OpenAI es clara: permitir que el usuario se enfoque en lo verdaderamente importante, mientras el agente se encarga del resto.

¿Cómo se activa y quién lo puede usar?
Por ahora, ChatGPT Agent está disponible para usuarios con planes Pro, Plus y Team. Activarlo es sencillo: alcanza con seleccionar el “modo agente” desde el menú de herramientas dentro de ChatGPT. Una vez encendido, el sistema ofrece sugerencias, espera instrucciones o puede continuar tareas previas. También es posible interrumpirlo, pedir resúmenes o cambiar de rumbo en cualquier momento.
OpenAI aclaró que el despliegue comenzó en Estados Unidos y Reino Unido, y que planea extenderlo a cuentas Enterprise y Education en las próximas semanas. Aún no está disponible en la Unión Europea ni en Suiza, lo que refleja que todavía hay desafíos regulatorios por resolver.
¿Qué lo diferencia de versiones anteriores?
Hasta ahora, ChatGPT podía sugerir una receta o ayudarte a escribir un mail, pero era el usuario quien debía hacer el trabajo real. Con Agent, ChatGPT puede ejecutar directamente esas tareas. Puede, por ejemplo, acceder a tu calendario, revisar tus reuniones, consultar noticias relacionadas y entregarte un informe personalizado con contexto. O analizar a tus competidores, sintetizar información de distintos sitios y generar una presentación editable. Todo en un solo flujo de trabajo.

Este nuevo sistema unifica capacidades que antes estaban separadas —como el navegador controlado por IA (Operator) o el motor de investigación profunda (Deep Research)— en una herramienta mucho más completa, que opera como una especie de computadora virtual con autonomía limitada y supervisada.
Seguridad y control: una prioridad crítica
Con tanto poder en juego, la pregunta es inevitable: ¿cómo se controla esto? OpenAI sabe que el despliegue de una IA capaz de tomar decisiones plantea riesgos, y por eso implementó múltiples capas de seguridad.
Cada acción sensible —como compras, inicios de sesión, envío de correos o acceso a datos personales— requiere autorización explícita del usuario. Además, la memoria está desactivada por defecto, y todas las tareas se realizan en un entorno virtual aislado que no guarda datos.
El agente también está diseñado para rechazar tareas peligrosas, como realizar transacciones bancarias, navegar redes sociales o ejecutar acciones legales. Y si detecta instrucciones ambiguas o riesgosas, directamente consulta antes de continuar o se detiene por completo.

Detrás de esta arquitectura de seguridad hay una lección aprendida: en 2023, OpenAI ya había advertido sobre los riesgos de que una IA autónoma pudiera ser utilizada para actividades maliciosas, como el diseño de armas biológicas o la exfiltración de datos. El Agent fue creado con esos límites muy presentes.
¿Qué impacto tiene en el día a día?
Más allá de la tecnología, lo relevante es cómo esta herramienta transforma la experiencia digital. Según OpenAI, los primeros usuarios ya reportan una reducción del 40% en el tiempo dedicado a tareas repetitivas y un 35% de mejora en la precisión de los resultados obtenidos.
Esto tiene implicancias directas en productividad, pero también en cómo interactuamos con la web. Ya no se trata de buscar información y procesarla manualmente: ahora podés pedirle a tu IA que lo haga todo por vos, de forma segura y personalizada.
Desde reservar viajes, planificar eventos, organizar agendas, realizar investigaciones de mercado o incluso crear presentaciones comerciales completas, el agente se presenta como un asistente real —y no solo conversacional—. Uno que entiende lo que querés lograr y trabaja con vos para concretarlo.

¿Es confiable? ¿Estamos listos?
Aunque OpenAI se muestra entusiasta, el propio Sam Altman, CEO de la empresa, advirtió que aún es pronto para delegar tareas críticas o de alto riesgo sin supervisión. La herramienta funciona, pero está en evolución. Como toda nueva tecnología poderosa, necesita tiempo, pruebas, regulación y responsabilidad en su uso.
Aun así, es evidente que el ChatGPT Agent marca un antes y un después. Ya no estamos hablando de una IA que responde preguntas con estilo: estamos ante un sistema que, con supervisión humana, puede planificar, decidir y ejecutar tareas complejas en múltiples plataformas.
Lo que hace apenas un año parecía ciencia ficción, hoy está disponible con solo un clic. Y aunque todavía hay barreras regulatorias, técnicas y éticas que resolver, el futuro de la inteligencia artificial autónoma ya comenzó. Y, esta vez, no solo lo vamos a ver. También vamos a trabajar con ella.
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