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Sistemas embebidos y Big Data para conocer más nuestras raíces

Hoy le vamos a contar la historia de Valeri Olague, Líder de mercadotecnia digital en Windows Embedded, quién estaba curiosa de conocer más sobre sus raíces. Para entender más su historia, se presentó en una empresa que aprovecha el Big Data obtenido del Proyecto Genoma Humano así como datos reunidos de entre su base de usuarios para proveer un mapeo ancestral que puede ir hasta “Eva”, el ancestro más común más reciente de todos los humanos modernos. El trabajo de esta empresa, depende de sistemas embebidos y soluciones de Big Data. Un ejemplo de éxito de un negocio que no tiene techo.

Por Valeri Olague, Líder de mercadotecnia digital en Windows Embedded

Cada vez que conozco nuevas personas, trato de adivinar de qué parte del mundo serán sus ancestros. Una combinación de su apariencia y su nombre me lleva a adivinar, y debo admitir que soy muy buena en eso, por lo menos desde una perspectiva regional. ¿Inglés vs. Irlandés vs. Escocés? Sí. ¿Italiano vs. Griego? Sí otra vez. ¿Chino vs. Japonés? Sí. ¿Agregamos Coreano y Vietnamita? En algunas ocasiones. ¿Sueco vs. Danés? ¡Nunca!

Con todas estas adivinanzas, pueden estar seguros que también me pregunto sobre mis propias raíces. Mi nombre de soltera, Carras, es griego (escrito Karras en Grecia, ya que no hay letra ‘c’ en el alfabeto Griego). En ambos lados, los padres de mis padres emigraron a América desde Grecia. ¿Pero qué pasó hace 500 años o más? ¿Y qué hace griega a la gente griega? Fue solo cuestión de tiempo que enviara una muestra de saliva a una empresa de análisis de ADN para aprovechar el poder de Big Data y saber más sobre mi linaje materno. Y lo encontré.

Las empresas como la que utilicé aprovechan el Big Data obtenido del Proyecto Genoma Humano así como datos reunidos de entre su base de usuarios para proveer un mapeo ancestral que puede ir hasta “Eva”, el ancestro más común más reciente de todos los humanos modernos. Lo que nosotros llamamos hoy día humanos modernos, dejaron África hace alrededor de 50 o 60 mil años. Los científicos saben desde hace mucho tiempo que cuando estos humanos modernos llegaron a las regiones de EMEA, es probable que hayan encontrado a un migrante temprano llamado Neandertal. Lo que los científicos han descubierto, basados en los análisis de ADN tanto de los humanos modernos como el ADN extraído de los huesos del Neandertal (encontrado en su mayoría en Croacia), es que las dos especies se reprodujeron hasta el punto donde hoy, todos los no-africanos contienen de uno a cuatro por ciento de ADN Neandertal. (Si les interesa aprender más, Svante Paablo, biólogo evolucionista en el Instituto Max Planck para Antropología Evolutiva, dio una increíble platica en TED 2011 sobre el tema).

Encontré que no sólo tengo raíces griegas, ¡Soy 35.3 italiana y 2.8 Neandertal! Esto por supuesto que llevó a conversaciones familiares muy interesantes, y tal vez un poco más de información de la que pensé que iba a obtener. Además de mis ancestros, también recibí mi propensión genética a desarrollar ciertas enfermedades, basadas sólo en mi genética (en lugar de también incluir estilo de vida y ubicación). Es debido a la posibilidad de proveer a la gente con este tipo de información que la Oficina de Alimentos y Medicamentos ahora etiqueta a estas compañías de pruebas como “dispositivos médicos”, que requieren de manera potencial los mismos niveles de certificación como sistemas que miden condiciones que afectan a la vida. Los fabricantes de dispositivos médicos en Estados Unidos ya saben que pasar el estricto proceso de certificación consume mucho tiempo y es caro. Y, en un nuevo giro, como parte del Acta de Cuidados Accesibles (ACA), los fabricantes de dispositivos médicos deberán pagar un impuesto por cada nuevo dispositivo en el mercado para ayudar a fondear el programa ACA.

No estoy aquí para ofrecer mi opinión sobre pruebas informativas de ADN consideradas a ser etiquetadas como dispositivos médicos. Eso se los dejo a ustedes. Por ahora, lo que tengo es una nueva estampa en mi auto – ¡Y hasta ahora no he escuchado tantas bocinas como merezco!

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