Seguridad

Suplantación de identidad: el fraude invisible que pone en jaque las finanzas y la confianza de bancos, retailers y casinos

El 51% de las pérdidas por fraude en la región provienen de canales digitales. 1 de cada 3 usuarios deja de usar su banco o fintech tras ser víctima de fraude digital. Iniciativas como el Buró de Fraude Digital proponen una estrategia colectiva para compartir inteligencia y mejorar la detección de fraudes en tiempo real.

La suplantación de identidad se ha convertido en una de las amenazas más costosas y complejas para el sector financiero, el comercio minorista y las plataformas de juegos en línea en América Latina. Este delito digital no solo afecta la seguridad de las transacciones, sino que también tiene un impacto directo en la rentabilidad y la confianza del cliente.

El sector financiero es uno de los primeros afectados. Los bancos y fintechs en la región enfrentan pérdidas significativas debido a fraudes relacionados con la suplantación de identidad. Según un informe, el costo real del fraude para las instituciones financieras en América Latina es hasta 5,3 veces el valor de la transacción fraudulenta, considerando gastos operativos, legales y reputacionales.

En la región, el 51% de las pérdidas por fraude en la región provienen de canales digitales; el 38% de estas pérdidas se atribuye a métodos de pago emergentes, como pagos móviles o en línea, billeteras digitales, así como criptomonedas.

La suplantación de identidad representa una amenaza creciente para bancos, fintechs y comercios digitales en América Latina, con pérdidas que superan con creces el valor de las transacciones fraudulentas.
La suplantación de identidad representa una amenaza creciente para bancos, fintechs y comercios digitales en América Latina, con pérdidas que superan con creces el valor de las transacciones fraudulentas.

De acuerdo con estimaciones de Unico México, en sectores como el crédito, la capacidad de respuesta es crítica, ya que las pérdidas asociadas al fraude en cartera vencida pueden ascender a millones de dólares para emisores y financieras.

El comercio minorista también se ve impactado por fraude. Se estima que alrededor del 20% de los ingresos totales del comercio electrónico en América Latina se pierden por fraude, donde más de uno de cada diez (12.6%) negocios reportan pérdidas de hasta el 5% de sus ingresos debido al fraude.

En tanto, el fraude en plataformas de juegos online puede adoptar diversas formas, incluyendo el abuso de bonos y el uso de identidades falsas, lo que representa un desafío significativo para los operadores. Argentina, Brasil, Chile y México destacan como los principales impulsores del crecimiento en el mercado latinoamericano de juegos de azar y casinos en línea, estimado en 5.000 millones de dólares en 2024. Entre 2022 y 2024, el fraude en el sector del juego en línea ha aumentado un 64% año con año, en promedio.

El 51% de las pérdidas por fraude en América Latina se producen en canales digitales, impulsadas por el auge de métodos de pago emergentes como billeteras digitales y criptomonedas.
El 51% de las pérdidas por fraude en América Latina se producen en canales digitales, impulsadas por el auge de métodos de pago emergentes como billeteras digitales y criptomonedas.

En México, durante el último año, se reportó un alarmante aumento del 200% en ataques, específicamente utilizando deepfakes, colocando al país como líder en la región en cuanto a crecimiento de casos de fraude digital, de acuerdo con el reciente estudio de A Year in Fraud 2024, realizado por Unico México.

Sumado a las pérdidas económicas directas y el impacto en la experiencia del cliente, el efecto del fraude digital compromete la reputación de las marcas. Esto resulta especialmente urgente para la banca y fintechs, donde el 31% de los usuarios que han sufrido fraude online considera dejar de usar el producto, elevando el riesgo de abandono y afectando la confianza del cliente, de acuerdo con cifras de Unico México.

La necesidad de una respuesta colaborativa

La capacidad de los defraudadores para operar impunemente en múltiples empresas se debe, en gran medida, al aislamiento de los sistemas de verificación y a la falta de colaboración entre instituciones. “Sin un intercambio efectivo de información, los actores maliciosos explotan brechas entre organizaciones, repitiendo esquemas de fraude sin ser detectados. Esta realidad evidencia que el fraude no es un problema individual, sino un riesgo compartido que requiere soluciones integradas y colaborativas”, explica Fernando Paulin, CEO de Unico México.

México encabeza el crecimiento de ataques con deepfakes en la región: en un año, los casos aumentaron un 200%, según datos de Unico México.
México encabeza el crecimiento de ataques con deepfakes en la región: en un año, los casos aumentaron un 200%, según datos de Unico México.

Ante este panorama, la colaboración entre instituciones se ha convertido en una prioridad. Iniciativas como el Buró de Fraude Biométrico con Capacidad Gremial, el primero en México, proponen una estrategia colectiva para compartir inteligencia y mejorar la detección de fraudes en tiempo real.

A través de tecnología de detección de vida y análisis biométrico, el Buró de Fraude Biométrico permite identificar, alertar y bloquear amenazas en tiempo real. Su diferencia radica en la capacidad de compartir esos hallazgos entre instituciones, lo que crea una red de defensa más robusta y actualizada frente a nuevas modalidades de fraude.

«El fraude no es una batalla aislada, es un desafío colectivo. La suplantación de identidad es una amenaza que trasciende sectores y fronteras. Solo a través de un enfoque colaborativo y el uso de tecnologías avanzadas como la biometría se podrá mitigar eficazmente su impacto en la región», concluye Paulin.

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