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México podría ahorrar mil millones de dólares con pagos interoperables, pero la falta de casos de uso frena su adopción

El 63% de las instituciones financieras en México ya cuenta con infraestructura para implementar pagos interoperables.

México está en un punto de inflexión para transformar su sistema de pagos digitales. La clave, según expertos son los pagos interoperables, la capacidad de que distintas plataformas financieras se conecten entre sí con la misma facilidad con la que hoy circula la información en internet. Así lo revela el estudio The Internet of Opportunity: Desbloqueando la interoperabilidad financiera en América Latina, elaborado por la Fundación Interledger y Finnosummit, presentado este jueves en el marco de FINNOSUMMIT 2025. El informe busca delinear una ruta para que el dinero “viaje” con la misma velocidad y alcance que los datos, inspirándose en la arquitectura del Interledger Protocol (ILP), un sistema que empaqueta los pagos como si fueran información digital.

Preparación técnica, pero falta de claridad

Los hallazgos del reporte muestran que la mayoría de las instituciones financieras en México están técnicamente listas para implementar este cambio. De acuerdo con la encuesta aplicada a bancos y fintechs, el 63% asegura contar con infraestructura preparada para integrar protocolos de pago abiertos, mientras que el 62% afirma disponer de equipos técnicos capaces de ponerlos en marcha en menos de seis meses.

Sin embargo, el estudio advierte que la principal barrera no es tecnológica, sino práctica, la falta de casos de uso claros que convenzan al mercado de dar el salto. Aunque ningún encuestado rechazó la idea de probar la interoperabilidad, el ecosistema sigue dividido. Un 44% de los participantes se declaró dispuesto a sumarse de inmediato, mientras que un 56% respondió “quizás”, reflejando dudas sobre su utilidad y sostenibilidad.

“El mayor obstáculo no es la resistencia al cambio, sino la ausencia de ejemplos concretos que demuestren beneficios tangibles”, señala el informe. De hecho, el 63% de las instituciones identifica esta carencia como el freno principal a la adopción de la interoperabilidad en México.

Un ahorro millonario en remesas

El documento calcula que de alcanzarse los estándares de la ONU que establecen comisiones de hasta 3% por transacción, México podría ahorrar cerca de 1,000 millones de dólares anuales en el envío de remesas.

La cifra es especialmente relevante en un país donde las remesas alcanzaron niveles históricos en los últimos años, superando incluso los ingresos petroleros. Una reducción de costos beneficiaría directamente a millones de familias que dependen de este flujo económico.

“La interoperabilidad no es un tema técnico únicamente, es una oportunidad para democratizar las finanzas digitales y reducir costos que impactan directamente a millones de personas, desde los migrantes que envían remesas hasta los pequeños comercios que luchan por competir en igualdad de condiciones”, afirmó Brianna Marbury, presidenta y CEO de Interledger Foundation, durante la presentación del informe.

Inclusión financiera y brecha digital

Más allá del ahorro en transacciones internacionales, la interoperabilidad también representa un paso clave hacia la inclusión financiera. Al permitir pagos digitales de bajo costo y alta confianza, puede convertirse en una herramienta para integrar a comunidades que hoy siguen marginadas del sistema financiero.

No obstante, el estudio subraya que persisten obstáculos estructurales, principalmente en las zonas rurales. Allí, la falta de conectividad, el acceso limitado a dispositivos y las escasas habilidades digitales mantienen una brecha significativa respecto a las áreas urbanas.

La interoperabilidad puede ser un catalizador de inclusión, pero mientras no resolvamos los problemas de infraestructura rural, el beneficio seguirá siendo desigual”, advierte el informe.

El reporte también identifica a los actores que deberían liderar esta transición. Según las instituciones encuestadas, los bancos tradicionales (77.8%) y  redes de tarjetas (60%) son los principales llamados a dar el primer paso. Sin embargo, la responsabilidad no recae en un solo sector. Para que el ecosistema avance, se requiere también la acción conjunta de reguladores (50%) y fintechs (50%).

“La interoperabilidad no sucederá porque un solo actor lo decida; sucederá cuando todos reconozcan que tienen más que ganar juntos que separados”, subrayó Marbury.

En la misma línea, Andrés Fontao, CEO de Finnosummit, destacó el potencial del país para liderar la región: “México tiene la capacidad técnica para dar el salto hacia un sistema de pagos más inclusivo y eficiente. El reto ahora es coordinar esfuerzos y priorizar casos de uso que generen confianza en el ecosistema”.

Un sistema fragmentado en busca de integración

El diagnóstico revela que el sistema financiero mexicano se encuentra fragmentado. Si bien existen múltiples plataformas de pago digital, su falta de conexión limita el alcance de las soluciones y mantiene costos elevados. La interoperabilidad, según los expertos, podría convertirse en el “eslabón perdido” para liberar el verdadero potencial económico del país.

La comparación con el tráfico de datos en internet no es casual. El protocolo Interledger plantea una arquitectura donde cualquier persona o empresa pueda enviar, recibir y programar valor con la misma facilidad con la que hoy compartimos un mensaje o una fotografía.

Lo que falta, de acuerdo con el informe, es la decisión colectiva de apostar por un modelo abierto, colaborativo y sostenible que permita que el dinero fluya tan rápido y sin fricciones como la información.

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