Paula Horita, de IBM: «Hoy ya no pensamos dónde aplicar la IA, sino cómo tenerla en el corazón de la empresa»

¿Y si la inteligencia artificial ya no fuera solo una herramienta, sino la base invisible de todo lo que hace tu empresa? En lugar de pensar en qué áreas pueden beneficiarse de la IA, las organizaciones más avanzadas están haciendo una pregunta distinta: ¿cómo transformamos cada proceso, cada decisión y cada interacción con inteligencia artificial desde su origen?

Esa es la premisa de la era IA+, una nueva etapa que, según Paula Horita, Data, AI, Automation & Sustainability Principal Sales Manager APU, marca un punto de inflexión. “Hoy ya no pensamos en si vamos a usar inteligencia artificial para marketing o para atención al cliente. Ahora lo que buscamos es embeberla en el corazón de la empresa, hacerla parte de todos los procesos”, afirma.

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Durante la conversación con Horita, se destacan cinco grandes áreas donde la automatización potenciada por IA ya está generando disrupción. Desde la sostenibilidad hasta la creación de nuevas aplicaciones, estas tendencias representan oportunidades clave para mantener la competitividad en entornos cada vez más exigentes.

Sostenibilidad con datos accionables

La sostenibilidad dejó de ser un diferenciador opcional para convertirse en un factor decisivo. Según Horita, “más del 78% de los ejecutivos creen que la sostenibilidad es clave, y hoy los consumidores eligen productos y servicios en función de qué programa tiene la empresa en esta área”. Sin embargo, uno de los grandes obstáculos sigue siendo el acceso y la gestión de datos.

“Aplicando herramientas de automatización con inteligencia artificial podemos procesar grandes volúmenes de información y convertirlos en acciones concretas, medibles y alineadas con objetivos reales”, explica. IBM, por ejemplo, se propuso lograr una huella neutra de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030. “Del 2010 al 2023 logramos reducir un 68,5% estas emisiones. Eso fue posible gracias a que medimos en tiempo real y tomamos decisiones cuando detectamos desvíos”, asegura Horita.

Ciberseguridad basada en el comportamiento

Otra área crítica donde la automatización con IA marca una diferencia es la seguridad. Horita advierte que “más del 71% de los ataques se producen con credenciales válidas, lo que significa que el atacante tiene nombre de usuario y contraseña correctos”.

¿Cómo detectar entonces que alguien no es quien dice ser? “La forma en que escribimos es casi como una huella digital. Desde los errores que cometemos al tipear hasta la presión sobre las teclas, todo genera patrones únicos que la IA puede reconocer”, explica.

Esa capacidad de análisis permite identificar comportamientos inusuales, como una conexión en un horario atípico o el acceso a sistemas no habituales, y anticiparse a potenciales brechas. “Una empresa puede tardar 292 días en descubrir que alguien accedió a su información sin autorización. Con IA, esto se puede prevenir”, enfatiza Horita.

Además, la tendencia apunta a simplificar la vida del usuario. “¿Cuántas contraseñas tenés que recordar en un día? Estamos yendo hacia el uso de biometría para que no tengamos que memorizar combinaciones imposibles de letras y símbolos. La IA también está al servicio de esa experiencia”, señala.

Observabilidad: métricas en tiempo real

El concepto de observabilidad, según Horita, puede compararse con el monitoreo de pacientes en un hospital. “Cuando estás en una sala común, una enfermera te revisa cada varias horas. Pero en terapia intensiva, estás conectado a monitores todo el tiempo”, explica. Eso mismo se traslada al mundo digital.

“La observabilidad permite tener visibilidad total del comportamiento de nuestras aplicaciones en tiempo real”, afirma. Esto es clave, por ejemplo, durante campañas de alto tráfico. “Cada segundo que tarda una app en cargar puede representar un cliente menos. Por eso necesitamos saber al instante si hay una degradación en la performance y actuar en consecuencia”.

Con herramientas de IA, las empresas pueden detectar correlaciones entre métricas, anticiparse a fallas y redistribuir recursos en forma dinámica para garantizar el mejor rendimiento posible.

Transparencia en el gasto de IT

La cuarta tendencia tiene que ver con entender en qué y cómo se gasta el presupuesto de tecnología. “Muchos ejecutivos no tienen visibilidad real de dónde se va el dinero en IT”, advierte Horita. Esto impacta directamente en la eficiencia y en la posibilidad de optimizar costos.

Un dato contundente: el 27% del gasto en nube se podría haber ahorrado. ¿Cómo se logra? Nuevamente, a través de la automatización con IA. Horita lo resume así: “Cuando una aplicación funciona mal, el primer reflejo es asignarle más recursos. Pero quizás lo que necesita es una redistribución inteligente de lo que ya tengo”.

Un caso ejemplar es el de Natura, que logró ahorrar 260.000 dólares en un año gracias a esta práctica. “Cuando conocés el detalle de tu consumo, podés hacer ajustes precisos y no generalizados, como suele ocurrir cuando te piden recortar 15% del presupuesto sin saber de dónde”, explica.

Automatización en la creación de aplicaciones

Según IDC, para 2028 se crearán mil millones de nuevas aplicaciones. Hoy, una empresa promedio ya mantiene unas mil. Frente a este escenario, la eficiencia en el desarrollo se vuelve indispensable.

Horita destaca que “automatizar tareas repetitivas, establecer templates, y realizar pruebas automáticas ayuda a reducir significativamente el tiempo y costo de desarrollo”. Esta tendencia no solo acelera los procesos, sino que permite escalar la innovación de manera sostenible.

Los desafíos de implementar IA+ en las empresas

Aunque las oportunidades son enormes, el camino hacia la IA+ también presenta desafíos importantes. El principal, según Horita, es contar con la calidad y cantidad de datos necesarios. “La mayoría de las empresas cree que tiene buenos datos, pero cuando empezamos a trabajar nos damos cuenta de que no siempre es así”, advierte.

Además, la integración entre sistemas y la disponibilidad de recursos técnicos también suelen ser barreras. Por eso, remarca la importancia de definir bien los casos de uso desde el inicio. “No es lo mismo resolver un caso con ciertas condiciones que con otras. Las prioridades cambian, y eso afecta la viabilidad de los proyectos”, sostiene.

La IA como motor de reinvención empresarial

Más allá de los aspectos técnicos, la conversación con Horita deja en claro que la IA ya no es una moda, sino una necesidad. “Lo interesante es cómo está transformando industrias en las que antes no se pensaba, como el deporte o el entretenimiento”, destaca. Casos como el US Open, la UFC o Ferrari en la Fórmula 1 ilustran el alcance de esta revolución.

“Antes, nadie sabía bien para qué usar la IA. Hoy, el desafío es cómo integrarla estratégicamente en cada rincón del negocio. Eso es lo que significa IA+: una empresa que no solo usa IA, sino que la vive”, concluye Horita.

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