Columna de Opinion

Las empresas no necesitan que se hable de blockchain. Necesitan código

La era del discurso sobre blockchain terminó. Con regulación en marcha y tecnología madura, el desafío ya no es hablar: es construir soluciones reales para el mundo real.

Por Paula Vigliano, Cofundadora & COO de Pala Blockchain.

Durante años, blockchain fue un tema de conversación. Se habló en conferencias, en paneles, en LinkedIn y hasta en cenas de amigos. Pero más allá de las charlas, las soluciones reales seguían esperando a alguien que las programe.

Hoy, con una tecnología madura y una regulación que finalmente empieza a reconocerla, la conversación cambia: las empresas ya no necesitan que se hable de blockchain. Necesitan gente que la construya.

Detrás de cada solución blockchain real, hay líneas de código. Hoy, más que discursos, se necesitan manos que construyan tecnología.
Detrás de cada solución blockchain real, hay líneas de código. Hoy, más que discursos, se necesitan manos que construyan tecnología.

La tecnología sí importa

Estoy cansada de escuchar que «la tecnología no importa». Es una frase cómoda que se repite cuando no se entiende cómo funciona lo que se está discutiendo. Pero cuando estás del lado de quienes diseñan, codifican y testean, sabés que la tecnología es lo que soporta el modelo de negocio: si algo va a escalar, si va a integrarse, si va a cumplir con la ley.

Todos recordamos las primeras páginas web: eran estáticas, no se podía interactuar con ellas, apenas publicaban contenido. Luego llegó el HTML dinámico, el Javascript, las bases de datos, y el mundo cambió. Las plataformas se volvieron bidireccionales, y el comercio electrónico explotó.

Blockchain está en ese mismo punto de inflexión. Lo que antes era solo promesa ahora puede ser arquitectura. Pero hace falta bajarlo del discurso a la práctica.

La esencia del activo no cambia: lo que evoluciona es su formato. Blockchain es un nuevo estado, no un reemplazo.
La esencia del activo no cambia: lo que evoluciona es su formato. Blockchain es un nuevo estado, no un reemplazo.

El caso CNV (Comisión Nacional de Valores) : cuando la regulación exige código, no slogans

La Resolución General 1060 de la CNV fue una señal clara de que la regulación argentina entendió algo que muchos todavía no. Que blockchain no inventa activos, los digitaliza. Que una acción, un contrato o un derecho no pierden su esencia jurídica por estar en una cadena de bloques. Solo cambian de formato. Se potencian.

La CNV lo dejó en blanco sobre negro: tokenizar un valor negociable no es crear uno nuevo, es representarlo de forma digital, bajo ciertas condiciones. Y aunque la resolución se concentra en activos financieros, el principio es mucho más amplio: la digitalización puede aplicarse a cualquier activo, siempre que exista algo real detrás.

  • Una botella de Coca-Cola representada en blockchain… sigue siendo un producto.
  • Un boleto de compraventa, sigue siendo un contrato.
  • Una acción de YPF, sigue siendo un valor negociable.
Tokenizar bien significa mantener el vínculo con el activo real, permitiendo operar en múltiples canales sin perder legitimidad.
Tokenizar bien significa mantener el vínculo con el activo real, permitiendo operar en múltiples canales sin perder legitimidad.

La diferencia está en cómo circula y lo que te permite hacer: volver activos a una oferta global, vender acciones argentinas al mundo sin fricciones. Esto es posible solo si hay tecnología que lo permita.

Y ahí es donde muchas narrativas se caen. No es lo mismo tokenizar un activo bloqueándolo y emitiendo monedas en paralelo, que representarlo sin romper el vínculo con el mundo real y en tiempo real. Lo primero es marketing. Lo segundo, ingeniería.

¿Qué significa tokenizar bien?

Pensemos en una acción de YPF. Tokenizarla es representarla digitalmente en blockchain, sin cambiar su naturaleza permitiéndole cambiar de estado de acuerdo al canal donde se va a comercializar. Como el agua que pasa de sólido a líquido: sigue siendo agua. Lo mismo pasa con el activo. Ya pasó antes: las acciones dejaron de estar en papel para vivir online. Hoy pueden representarse en papel, en internet o en blockchain. Solo cambian de estado. No su esencia.

Blockchain no necesita más palabras. Necesita planos, código y una visión concreta de futuro.
Blockchain no necesita más palabras. Necesita planos, código y una visión concreta de futuro.

La tecnología adecuada permite que esa tokenización sea dinámica y reversible: si alguien quiere volver al formato tradicional, puede hacerlo. Si quiere operar en blockchain, también.

Eso es tokenizar bien. Y eso requiere código.

La tecnología sí importa. Porque lo que se construye sin ella, no dura.

No es un detalle. Es la base. Es lo que define si una idea resiste el tiempo, si una estructura escala, si una promesa se vuelve realidad.

Blockchain no necesita más palabras. Necesita cimientos. Necesita planos. Necesita manos que programen soluciones reales, para el mundo real.

Porque cuando lo que está en juego es reinventar la forma en que se representa, se transfiere y se protege el valor, la tecnología no es solamente un instrumento más: es la chispa que enciende una nueva manera de construir futuro.

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