Las utilidades para el Canal en materia de los dispositivos que se llevan puestos están muy alejadas de la reventa de un accesorio novedoso. De hecho, su uso llegó a diversas industrias y la oportunidad de emplearlos en soluciones de TI específicas como las verticales de salud, logística, minería, entre otras, se vislumbra más que atractiva.
Como antecedente de los wearables se mencionan antiguos inventos como un anillo con un ábaco integrado que data de la Dinastía Qing (1644), en China, pero ninguno es tan equiparable como el caso del reloj en su modalidad mecánica, pues este accesorio, al igual que los del presente, sintetiza todo un proceso de evolución y miniaturización de la tecnología.
La historia del reloj mecánico parte en el siglo XIII y en sus inicios los enormes engranajes obligaban a montar las complejas maquinarias en edificios; tras una paulatina y constante miniaturización, de esa tecnología se trasladó a artículos personales que la gente portaba en sus bolsillos y después en sus muñecas.
En un patrón similar, los wearables antes que una simple moda son muestra de los alcances del cómputo y representan la convergencia de conceptos tecnológicos como big data, movilidad, Internet of Things (IoT), cómputo en la nube y analytics.
Fernando Martínez, gerente de Educación Digital de Intel, ve a los wearables como parte de las tecnologías emergentes que están ligadas al Internet de las Cosas y eso es “un claro ejemplo de cómo el cómputo se mueve más allá de los escritorios y se va a toda clase de objetos que se vuelven inteligentes al procesar información”.
[youtube_sc url=»https://youtu.be/wI8TNCMg2gA»]Por su parte, Max Tremp, director de Ingeniería Cisco México, expone que IoT está conformado por cuatro pilares: cosas, datos, procesos y personas; así como las distintas combinaciones de interacción entre estos elementos (conexión máquina-máquina, máquina-persona y persona-persona). Un concepto que involucra al resto de las tecnologías o, quizás, una consecuencia de todas ellas.
El ejecutivo de Cisco habla de los wearables como uno de los elementos primarios, “al ser estos los sensores desde donde se generan los datos; pues una vez que se multiplica exponencialmente la información, dado el inmenso número de dispositivos, se da el contexto para hablar de big data”.
Gartner predice que en 2020 habrá unos 26 mil millones de dispositivos con un sistema de adaptación al Internet de las Cosas. Por su parte, Abi Research habla de que para ese año existirán 30 mil millones de dispositivos inalámbricos conectados a Internet.
Además, detalla, conforme se acumulan datos, se generan más datos a partir de su estudio, es decir, “de ellos se obtiene conocimiento y así se consigue una oferta de servicios”. Este proceso involucra el concepto de analytics.
Por ejemplo, ─cuenta Tremp─ en el sector salud se puede emplear un sensor en una pulsera o hasta en una cápsula que se ingiera, el cual genere datos relevantes respecto a una enfermedad. “Si este caso se repite en un número considerable de pacientes, es posible tener todo un cúmulo de información para analizar y generar conocimiento”.
En la actualización más reciente de su informe Visual Networking Index (VNI), Cisco expone que los wearables multiplicarán por cinco los dispositivos conectados a Internet para pasar de 109 a 578 millones de equipos, de 2014 a 2019. Mientras que el tráfico de datos en redes móviles aumentará 10 veces, al pasar de 30 a 292 exabytes, en el mismo período.
