Dispositivos

Así era ENIAC, el primer ordenador electrónico

Mucho antes de la nube y la inteligencia artificial, la computadora ENIAC marcó el inicio de la informática moderna. Con cerca de 30 toneladas y más de 18.000 tubos de vacío, fue el primer ordenador electrónico de propósito general construido para uso práctico.


En plena Segunda Guerra Mundial, en el Moore School de la Universidad de Pensilvania, los ingenieros John Mauchly y J. Presper Eckert Jr. iniciaron un proyecto financiado por el Ejército de Estados Unidos para crear un sistema capaz de acelerar los cálculos balísticos. La construcción comenzó en 1943, se completó en 1945 y fue presentada oficialmente en febrero de 1946. Desde entonces, la máquina demostró una velocidad sorprendente: podía realizar hasta 5.000 sumas por segundo y cerca de 300 multiplicaciones por segundo, resolviendo en minutos problemas que antes tomaban días.

Ingeniería monumental: cuando la computación ocupaba toda una habitación

Pensar en una computadora hoy remite a dispositivos compactos y portátiles. Sin embargo, en los albores de la era digital, la informática era todo lo contrario: gigantesca, compleja y extremadamente calurosa.

Diseñada con una arquitectura modular distribuida en 40 paneles, la máquina ocupaba una superficie de 167 metros cuadrados, similar al tamaño de un salón grande o una pequeña oficina. Su altura superaba los dos metros y estaba atravesada por miles de cables gruesos y estructuras metálicas, que le daban el aspecto de una planta industrial más que de un dispositivo electrónico.

Este ordenador digital integraba más de 18.000 tubos de vacío, junto a 7.200 diodos, 1.500 relés electromecánicos, 70.000 resistencias, 10.000 condensadores y 6.000 interruptores manuales, todos soldados a mano en una época sin automatización.

Pesaba cerca de 30 toneladas y consumía aproximadamente 160 kilovatios, la energía suficiente para abastecer a unas 150 viviendas. Incluso, causó más de un apagón en el edificio donde estaba instalado debido a su alta demanda energética.

Otro reto constante era el calor generado. Los tubos de vacío, pieza fundamental para su funcionamiento, tenían una vida útil limitada y generaban gran cantidad de calor. Se estima que diariamente fallaban entre uno y tres tubos, por lo que requerían mantenimientos constantes. Para evitar el sobrecalentamiento, se instalaron sistemas especiales de ventilación.

A pesar de su tamaño y complejidad, esta máquina logró hazañas nunca antes vistas: realizar miles de sumas por segundo, cientos de multiplicaciones en paralelo y resolver ecuaciones diferenciales complejas. Todo esto sin software moderno, ya que programar el ENIAC implicaba reconectar físicamente sus cables para cada problema.

El ENIAC, construido durante la Segunda Guerra Mundial, fue programado por seis mujeres pioneras, invisibilizadas por décadas, que sentaron las bases del software.
El ENIAC, construido durante la Segunda Guerra Mundial, fue programado por seis mujeres pioneras, invisibilizadas por décadas, que sentaron las bases del software.

Contexto y propósito bélico: calcular balística en tiempo récord

En 1943, el mundo se debatía en plena Segunda Guerra Mundial y la velocidad del cálculo podía marcar la diferencia entre ganar y perder una batalla. Fue allí cuando el Ejército de Estados Unidos encargó a la Universidad de Pensilvania la creación de una máquina capaz de trazar trayectorias de artillería en tiempo real.

El proyecto, liderado por Mauchly y Eckert, comenzó como una solución urgente a un desafío estratégico. Si cada tabla balística llevaba semanas en manos de “computadoras humanas”, el ENIAC redujo ese tiempo a minutos, logrando hasta 5.000 sumas por segundo y cerca de 300 multiplicaciones tan rápido como parpadear. El resultado: precisión, velocidad y un cambio de paradigma en el uso de la tecnología bélica.

Programadoras pioneras: las mujeres invisibles detrás del código

Seis matemáticas (Kathleen McNulty, Betty Holberton, Jean Jennings, Marlyn Wescoff, Ruth Lichterman y Frances Spence) fueron las artífices invisibles del éxito del ENIAC. Reclutadas entre más de 200 candidatas, aprendieron en tiempo récord a interpretar circuitos, diagramas de bloques y esquemas de cableado.

Sin tutoriales ni precedentes, definieron:

  • Programación para alta velocidad, organizando tareas en paralelo
  • Depuración en vivo, usando “breakpoints” para chequear errores
  • Diagnóstico técnico, reemplazando tubos de vacío y relés según fallos

Durante décadas, pasaron desapercibidas: comparadas con empleadas de bajo nivel, excluidas de ceremonias oficiales. Recién en 1997 fueron homenajeadas en el Women in Technology International Hall of Fame. Su aporte fundacional redefinió el concepto de software y el rol de la mujer en la tecnología.

Legado y evolución: del ENIAC al presente digital

Más allá del uso militar, el ENIAC despertó interés en sectores científicos, académicos e industriales. Su diseño impulsó la famosa arquitectura de programa almacenado, desarrollada poco después por John von Neumann, sirviendo de base para sistemas como EDVAC o UNIVAC.

Eckert y Mauchly aprovecharon esa visibilidad para fundar la primera empresa de computadoras, inaugurando la industria del hardware tal como la conocemos hoy. Además, el proyecto fortaleció la investigación en ingeniería, matemáticas y software, acelerando el paso hacia soluciones automáticas de procesos complejos.

En 1987, el IEEE reconoció oficialmente al ENIAC como hito histórico, y varios de sus módulos se conservan en instituciones como el Smithsonian y la Universidad de Pensilvania. Aunque retirado en 1955, su impacto sigue latente en cada servidor, cada infraestructura crítica y cada avance en transformación digital.

Leer mas

Autor

[mdx-adserve-bstreet region="MED"]

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba