
MIGMA: inteligencia artificial para extender la vida útil de productos naturales
Sofía García Franco, CEO y cofundadora de MIGMA, cuenta cómo desarrollaron una tecnología propia que combina ciencia e inteligencia artificial para crear antioxidantes naturales, y destaca la importancia de animarse a innovar, incluso en sectores que imponen muchas barreras.
En un laboratorio argentino donde la ciencia y la tecnología se combinan de forma precisa, se diseñan mezclas únicas de antioxidantes naturales. No se trata de una startup que aplica inteligencia artificial por tendencia: en MIGMA, la IA se usa solo cuando realmente aporta valor, como herramienta para potenciar el conocimiento científico. Así lo explica Sofía García Franco, CEO y cofundadora, al detallar cómo su tecnología predice sinergias capaces de extender la vida útil de alimentos, cosméticos y pet food, sin alterar la etiqueta ni comprometer la sustentabilidad.
«Lo que hacemos en MIGMA es diseñar mezclas de antioxidantes naturales para evitar la oxidación de productos», explica Sofía García Franco, ingeniera industrial y mecánica, CEO y cofundadora de la empresa. Pero detrás de esa definición simple, hay una tecnología compleja, innovadora y respaldada por ciencia e industria, con potencial para transformar industrias enteras.
¿Qué es MIGMA y qué problema resuelve?
MIGMA—cuyo nombre proviene del griego y significa “mezcla”— nació de una investigación académica sobre sinergias antioxidantes y se transformó, gracias al apoyo de GRIDX, en una empresa biotecnológica con capacidad real de respuesta ante una necesidad concreta del mercado: preservar productos sensibles a la oxidación sin recurrir a químicos sintéticos.

La oxidación, ese proceso invisible que degrada alimentos, cosméticos y aceites, no solo altera el sabor, color y propiedades de los productos, sino que también impacta directamente en su vida útil. “Pensá en una palta que se pone negra al poco tiempo de abrirla. Eso es oxidación. Nosotros lo prevenimos con mezclas personalizadas, como si en lugar de limón tuviéramos una fórmula mágica desarrollada para cada producto específico”, ejemplifica García Franco.
Inteligencia artificial al servicio de la formulación química
A diferencia de las herramientas de IA genéricas, la tecnología de MIGMA fue desarrollada internamente con foco en la modelización química. “No es ChatGPT ni nada open source. Es una plataforma propia, predictiva, entrenada con datos experimentales generados por nosotros y pensada exclusivamente para formulaciones químicas”, detalla la fundadora.
Esa plataforma, patentada por la startup, permite diseñar en minutos lo que a la industria le lleva entre 18 y 36 meses. Su funcionamiento combina el entendimiento de la composición de un producto con los requerimientos del cliente —mercado destino, regulaciones, ingredientes permitidos— y ofrece una solución precisa para proteger ese producto de la oxidación.

«Más que ir rápido por ir rápido, lo que hacemos es desarrollar de forma más eficiente, con menores costos y mayor precisión«, subraya García Franco. A eso se suma otro diferencial fundamental: la capacidad de reducir aditivos y reemplazar ingredientes sintéticos por antioxidantes naturales, como vitamina C, extracto de romero o ácido ascórbico.
Validación científica y tracción industrial
Uno de los pilares más sólidos de MIGMA es su combinación de validación científica rigurosa y aplicación industrial concreta. El proceso arranca en laboratorio, donde se prueban las mezclas en condiciones controladas, y luego continúa en pruebas reales en las instalaciones de los clientes.
«Hoy estamos haciendo cinco pilotos en EE.UU., Uruguay y Argentina. Lo que buscamos es que la industria nos diga si nuestras mezclas realmente funcionan mejor que lo que ya usan», explica Sofía. Esta validación industrial es crítica para la siguiente etapa: salir al mercado con un producto mínimo viable (MVP) y escalar comercialmente.

La oportunidad económica que enfrenta MIGMA es gigantesca. El mercado total de productos sensibles a oxidación lipídica supera los 281 mil millones de dólares, mientras que el segmento específico de productos que hoy utilizan antioxidantes se estima en unos 7 mil millones.
La startup apunta, en una primera etapa, al mercado de alimentos y pet food en Europa y Estados Unidos, que representa unos 4 mil millones de dólares. “El cambio regulatorio y el consumidor están empujando a las marcas a eliminar antioxidantes sintéticos como el BHA o BHT. Nosotros ofrecemos una alternativa más segura, limpia y natural”, afirma García Franco.
GRIDX, mucho más que un inversor
El recorrido de MIGMA no habría sido posible sin el impulso de GRIDX, una company builder especializada en ciencia aplicada y biotecnología, que invierte en proyectos con base científica sólida y potencial de impacto real.
“Para nosotros, GRIDX no es solo un inversor, es un socio estratégico. Nos ayudó a transformar un desarrollo de laboratorio en una startup con visión global. Nos eligieron no solo por la tecnología, sino por el equipo y la misión”, destaca Sofía. GRIDX se enfoca en hacer el «match» entre científicos y emprendedores de negocios, y acompaña activamente en todo el proceso de construcción.

Convicción, intuición y equipo
Como buena ingeniera, Sofía sabe que los procesos son clave, pero también que la flexibilidad es esencial en un entorno de incertidumbre como el emprendedor. «El día a día es una hoja en blanco. Hay que tomar decisiones con información, pero también con intuición. Y después probar, validar, iterar».
En su historia personal, el camino hacia MIGMA incluyó un paso fundamental por otra startup y la decisión de abandonar la zona de confort del mundo corporativo. Fue allí donde entendió que quería crear algo con impacto real. «Siempre tuve el bichito de emprender, pero no encontraba la idea. Y cuando conocí la biotecnología de la mano de GRIDX y Singularity, se me abrió un mundo nuevo. Ahí supe que ese era el camino», recuerda.
Hoy lidera un equipo multidisciplinario con experiencia en inteligencia artificial, bioquímica, ingeniería, finanzas y negocios. «El equipo lo es todo. Cuando hay momentos difíciles, lo que te sostiene es la confianza y la convicción compartida. Por eso le dedicamos tanto tiempo a construir relaciones sólidas dentro de MIGMA».

Emprender desde Argentina al mundo
Pese a los desafíos macroeconómicos del país, García Franco ve oportunidades claras: “La apertura global permite acceder más rápido a insumos, alianzas e inversiones. Además, en Argentina hay muchísimo talento, gente con una preparación increíble y una resiliencia única”.
Su mensaje para quienes están pensando en emprender es contundente: “La diferencia está en animarse. Hay que saltar el miedo, saber que nadie tiene todas las respuestas, y rodearse de gente que te empuje a pensar distinto. Si creés en tu proyecto y lo validás con el mercado, el camino se abre”.
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