
Julián Colombo: “El 97% de las fintech del mundo pierde dinero»
El CEO de N5 desarma mitos sobre el mundo fintech, cuestiona la lógica de negocio de muchas startups y advierte: sin entender la complejidad del sistema financiero, estás condenado a perder dinero.
En su paso por Next, el programa de streaming coproducido por ITSitio y AhorPlay, Julián Colombo, CEO de N5, ofreció una visión sin filtros sobre el complejo ecosistema del software financiero y el verdadero rostro de las fintech. Con décadas de experiencia en la industria bancaria tradicional y al frente de una empresa que desarrolla soluciones tecnológicas para gigantes como Mastercard, Santander, Itaú y Zurich, Colombo desentrañó las razones por las cuales las instituciones financieras innovan tan lentamente, y por qué muchas startups del sector parecen condenadas a perder dinero.
El enfoque sistémico de N5
N5 se especializa en desarrollar software integral para bancos, aseguradoras y empresas de medios de pago. Pero, según Colombo, lo que realmente diferencia a su empresa es su enfoque sistémico. “Los bancos compran por separado cosas como el CRM, el BPM, el EDA… y eso alimenta su entropía tecnológica. En N5 las integramos: son 35 módulos organizados en cinco soluciones principales”, explicó.
Esa “entropía tecnológica” —un concepto que Colombo repite como mantra— es el gran enemigo de la transformación digital bancaria. En palabras del CEO, “un banco como Santander tiene 72.000 software activos en inventario. El 91% de lo que gasta un gran banco en tecnología es solo para que todo funcione igual que antes. Y eso explica por qué innovan más lento que una fintech que opera desde el sótano de la casa de la mamá de uno de sus fundadores”.
La analogía no es exagerada. Para Colombo, la comparación entre bancos y fintechs no debe centrarse únicamente en regulaciones o talento humano. “Hay gente brillante en ambos mundos. La diferencia es otra: mientras los bancos arrastran décadas de sistemas heredados, las fintech parten de una hoja en blanco. Eso cambia todo”.

Pero no se queda ahí. Colombo introduce otro factor clave, muchas veces ignorado en el análisis del fenómeno fintech: la naturaleza de sus dueños. “El 97% de las fintech del mundo pierde dinero. No porque sean malas, sino porque su modelo no es rentable al inicio. Se necesita un tipo muy particular de dueño para aceptar eso”.
¿Puede una fintech ser sostenible?
Colombo pone en duda incluso la sostenibilidad de algunas de las fintech más conocidas. “Openbank existe desde 2006 y aún no es rentable. Y si invertiste 500 millones de dólares para ganar uno solo, te convenía hacer un plazo fijo. Sin riesgo, sin empleados, sin hablar con el regulador”.
En el caso de Argentina, el boom de billeteras digitales respondió a problemas concretos, como las restricciones para ingresar divisas. Sin embargo, eso no garantiza viabilidad económica. “Muchas de esas soluciones nunca serán rentables. Hay un error de concepto de base”, advirtió.
Una de las claves para entender estas dinámicas, dice Colombo, es reconocer la “asimetría por izquierda” de la industria financiera. “En el negocio de las pizzas o de Uber, el tipo más rico del país y el más pobre consumen casi igual. En finanzas, no. Los 10 más ricos de Argentina generan más negocio que los 40 millones más pobres juntos. Y muchas fintech no lo entienden: tratan a todos los clientes igual, como si cada uno sumara lo mismo”.
Para ilustrarlo, relató una anécdota significativa: “En una reunión con tres self-made billionaires brasileños, hablaban maravillas de un banco digital. Los cuatro teníamos cuenta en ese banco, pero ninguno lo usaba. ¿Por qué? Porque sus fundadores aún no comprenden esa distribución asimétrica. Si querés que un billonario use tu tarjeta, poné un Cirque du Soleil a buscarlo a la puerta de su casa”.
En este punto, Colombo no tiene reparos en ser tajante: “No es una buena idea armarse una fintech… salvo que sepas exactamente qué juego estás jugando”. Hay, según su análisis, dos tipos de emprendedores: los que crean una fintech con la esperanza de construir un negocio rentable a largo plazo —casi una utopía— y los que arman una empresa con el objetivo de venderla rápidamente, como parte de una estrategia de adquisición inorgánica de los grandes jugadores. “Muchos hacen eso. Y tiene lógica. No creo en la idiotez humana; creo en la inteligencia. Es una jugada válida”, asegura.

El juego de largo plazo en América Latina
Colombo advierte que este modelo —perder dinero ahora para ganar volumen y vender más adelante— no es exclusivo de Argentina. En su reciente paso por México, observó cómo “todos los bancos digitales están sangrando dinero. Algunos pierden cifras ridículas, pero están felices porque lideran el mercado. Pagan 15% anual por tener tu plata en la cuenta, en un país con baja inflación. ¿Tiene sentido? No a corto plazo. Pero están jugando a otro juego”.
La gran dificultad, dice, es convertirse en el “primer banco” de un cliente. “Podés tener una tarjeta muy linda, pero si el día que necesito un hipotecario no tenés nada que ofrecerme, me voy con otro. El valor está en la propuesta completa, no en el feature cool”.
A la hora de definir el enfoque de N5, Colombo subraya que su empresa no pretende ser otra fintech más, sino el motor que impulsa la modernización de un ecosistema financiero complejo. “Nuestros inversores no son solo fondos, son instituciones como JP Morgan, Citibank o la familia Walton. Nosotros ayudamos a quienes ya están en la industria a ser más ágiles, más eficientes, menos caóticos”.
En resumen, para Julián Colombo, el problema no es la tecnología en sí, sino cómo se organiza, se adopta y se integra en una industria plagada de restricciones, legados históricos y dinámicas muy distintas a las del resto del mercado. “La banca no es como vender pizzas ni como hacer una app de transporte. Es mucho más complejo, mucho más asimétrico y, si no entendés eso, estás condenado a perder dinero… aunque crezcas”.
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