
El primer iPhone: cuando Steve Jobs cambió el mundo desde la palma de la mano
En 2007, Apple presentó un dispositivo que rompió todos los moldes: sin teclas, con pantalla táctil y visión de futuro. Así nació el smartphone tal como lo conocemos hoy.
El 29 de junio de 2007 no fue un día cualquiera. Fue el comienzo de una nueva era. Miles de personas acamparon frente a tiendas de Apple en Estados Unidos, esperando tener en sus manos algo nunca antes visto: un teléfono sin teclas, con una pantalla completamente táctil, capaz de navegar por internet, reproducir música y, claro, hacer llamadas. El primer iPhone había llegado y el mundo, aunque aún no lo sabía del todo, ya no volvería a ser el mismo.
Un mundo antes del iPhone
Para entender la revolución, primero hay que recordar el contexto. Hasta ese momento, los teléfonos más populares eran los que ofrecían diseños prácticos, teclados físicos y, en algunos casos, cámaras básicas. El Motorola RAZR V3, con su tapa plegable y diseño delgado, era un ícono de estilo. Nokia dominaba el mercado global con equipos robustos y confiables, como el N95, mientras BlackBerry era el favorito del mundo corporativo, gracias a su teclado QWERTY y su servicio de correo electrónico seguro.
Pero ninguno de ellos estaba preparado para lo que vendría.

El anuncio que lo cambió todo
Fue en enero de 2007 cuando Steve Jobs, de jeans y remera negra, subió al escenario en el Moscone Center de San Francisco y dijo una frase que ya es parte de la historia: “Hoy presentamos tres productos revolucionarios: un iPod con pantalla táctil, un teléfono móvil y un dispositivo de comunicación por internet… no son tres dispositivos separados. Es uno solo. Y lo llamamos iPhone”.
La presentación fue recibida con entusiasmo inmediato. Jobs mostraba cómo se podía desbloquear el teléfono simplemente deslizando el dedo. Cómo hacer zoom con un gesto. Cómo navegar por internet como si estuvieras en una computadora de escritorio. Todo parecía sacado de una película de ciencia ficción, pero era real.
Las luces y sombras del iPhone original
El primer iPhone combinaba un diseño elegante con una interfaz nunca antes vista. Tenía una pantalla multitáctil de 3,5 pulgadas, cuerpo de aluminio, y una cámara trasera de 2 megapíxeles. Venía en versiones de 4, 8 y 16 GB de almacenamiento, y utilizaba conectividad EDGE (2G), Wi-Fi y Bluetooth.
Sin embargo, no todo era perfecto. Para los estándares actuales, estaba lleno de limitaciones: no tenía cámara frontal ni grabación de video, no permitía copiar y pegar texto, no tenía ranura para tarjeta de memoria, ni batería reemplazable. Además, su precio era elevado: 499 dólares con contrato. Y, lo más curioso, no tenía App Store. En ese momento, solo se podían usar las aplicaciones que venían preinstaladas o acceder a versiones web a través del navegador Safari.

Pese a todo eso, la reacción del público fue explosiva. Las filas en las tiendas eran kilométricas. Quienes lograron comprarlo se convirtieron automáticamente en parte de un fenómeno que pronto sería imitado por todos.
El impacto fue inmediato… y definitivo
El iPhone no solo introdujo un nuevo teléfono: cambió el concepto de teléfono. Hasta entonces, se hablaba de “celulares”. A partir del iPhone, empezamos a hablar de “smartphones”, con pantallas grandes, sin teclados físicos, con navegación táctil fluida y conectividad constante.
Su influencia fue tan poderosa que incluso los líderes del mercado comenzaron a desmoronarse. BlackBerry, que había dominado el segmento empresarial, no logró adaptarse al nuevo paradigma y comenzó una caída que nunca se detuvo. Nokia, por entonces el mayor fabricante de teléfonos del mundo, tampoco reaccionó a tiempo. Y mientras unos caían, Apple abría el camino para una nueva economía digital: la de las aplicaciones.
Cuando en 2008 Apple lanzó la App Store, todo cambió. Por primera vez, desarrolladores externos podían crear apps para el iPhone. Esa tienda fue el semillero de fenómenos como WhatsApp, Instagram, Uber o Spotify, que terminaron redefiniendo la forma en que trabajamos, nos comunicamos y nos entretenemos.

El nacimiento de una nueva cultura digital
La llegada del iPhone también tuvo un profundo impacto cultural. Democratizó el acceso a internet móvil, impulsó la fotografía digital desde el bolsillo y transformó las redes sociales en plataformas masivas de creación y consumo de contenido.
De pronto, cualquier persona podía sacar una foto y subirla a internet en segundos. Podía chatear en tiempo real, hacer videollamadas, escuchar música, revisar mails, reservar un vuelo o pagar una cuenta… todo desde un solo dispositivo. El iPhone no era solo un producto de tecnología: era un símbolo de cómo vivir en un mundo conectado, móvil y ágil.
Hoy, casi dos décadas después, mirar hacia atrás nos permite entender la magnitud de ese momento. El primer iPhone vendió más de 6 millones de unidades y dejó de fabricarse en 2008. A día de hoy, es considerado una pieza de colección. Pero más allá de los números, lo que realmente dejó fue un legado.
Steve Jobs no solo presentó un teléfono. Presentó una nueva forma de entender la tecnología: más humana, más intuitiva, más cercana. El iPhone fue el primer paso hacia una revolución que todavía estamos viviendo.
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