Casos de estudio

Las nuevas tecnologías llegan al aula

La Asociación Civil Instituto María Auxiliadora es una organización religiosa fundada en Italia a finales del siglo XIX por María Mazzarello y Don Bosco. Es parte de la red de escuelas salesianas, y tiene presencia en la Argentina desde 1879, principalmente en Ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires (Bernal, Avellaneda, San Isidro, San Justo, Morón, Ciudad Evita, Campana, Mar del Plata, Ensenada y La Plata), y en varias ciudades patagónicas (Río Grande, Puerto Deseado, Puerto San Julián, Puerto Santa Cruz y Río Gallegos). Suman unas dieciocho comunidades, quince de las cuales son escuelas. El objetivo de la Asociación es la formación integral de niños, niñas y jóvenes, especialmente los que se encuentran en situación de vulnerabilidad y pobreza. Para ello, esta asociación de religiosas administra y lleva adelante instituciones educativas, proyectos pastorales y sociales en distintos ámbitos. En la actualidad, la asociación acoge a unos 10.000 alumnos, y tiene poco más de 2000 docentes, abarcando los tres niveles (inicial, primario y secundario).

Merced a la decisión institucional de acercar a las escuelas nuevas herramientas tecnológicas para mejorar la calidad educativa y acercar una propuesta pedagógica acorde a los tiempos que corren, la asociación encaró la adquisición de pantallas (o pizarras) digitales. “En esta primera etapa, la idea era que cada una de estas escuelas tuviera al menos una o dos pizarras interactivas. Esta primera etapa compramos veinticinco”, explicó Carlos Caballero, a cargo de la Oficina de Proyectos de la Asociación Civil Instituto María Auxiliadora. Las pantallas elegidas fueron las Smart Board, provistas por ICAP. Si bien las escuelas cuentan con subvenciones totales o parciales del Estado (que cubren principalmente los salarios docentes y no docentes), el monto para comprar las pantallas provino del ahorro y del aporte de una fundación. Este último permitió adquirir tres de las veinticinco pantallas.

El objetivo final, según Caballero, es tener una pantalla digital por aula, integrándolas gradualmente para “cambiar la lógica del aprendizaje y enseñanza, pasando de la lógica de la enseñanza tradicional, de tiza y pizarrón, al concepto de aula digital”, describe el encargado de Proyectos, y aclara que en este momento las pizarras están en salas digitales compartidas por todos los cursos. “En esta etapa estamos buscando organizaciones, fundaciones o empresas que quieran acompañarnos en este proceso de innovación tecnológica en las escuelas, para seguir comprando más pizarras”.

“Creemos que la incorporación de nuevas tecnologías en las escuelas es un proceso, con lo cual tampoco podemos pensar en poner en todas las aulas pizarras de un día para el otro. Esas incorporaciones deben estar acompañados por un proceso formativo, donde todo el equipo docente y la institución puedan incorporar ese sentido de la tecnología”, agrega Caballero. Esta capacitación docente ya arrancó, pero allí donde las pizarras interactivas ya fueron desplegadas, los jóvenes ya están trabajando con ellas. “La idea es que no sea una sala de informática, no está pensado desde ese lugar. La idea es que todos los profesores de cualquier área, las maestras de primaria o de jardín, planifiquen acciones en estas salas digitales, que puedan desarrollar al menos algunas clases a lo largo del año utilizando esta herramienta, para instalar el nuevo concepto del aula digital”.

La asociación adquirió dos modelos de pizarras. Allí donde era posible tener una sala digital, se usaron pizarras fijas Smart Board, con proyectores incorporados. En cuanto a los requisitos, sólo fue necesario disponer del aula y la conexión del proyector. “No es complejo”, aclara el encargado de Proyectos, puntualizando que en las escuelas de la asociación ya existen redes cableadas, acceso a Internet y Wi-Fi.

En dos casos, y de la mano de ICAP, la institución incorporó pantallas portátiles (Hitachi). “Es un dispositivo más sencillo, que le da a cualquier superficie plana conectividad”, aclara Caballero. Sólo es necesario amurar unos perfiles (delimitando el espacio de trabajo) e instalar la unidad Interactiva portátil, del tamaño de un control remoto, “y entonces toda esa superficie se transforma en pantalla interactiva, con las mismas funciones que la otra”. Los perfiles pueden ser desmontados fácilmente, e instalados en otro lugar, según las necesidades.

 

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Consultado sobre cómo fue recibida esta incorporación de parte de los docentes, Caballero explicó: “Cuando decidimos la compra, lo primero que hicimos fue una reunión previa con directores y administradores de los colegios, para explicar qué era esto. Había muchas fantasías, y para muchos era sólo un lujo. Cuando explicamos de qué se trataba, y la docente hizo una demostración, la verdad es que la actitud fue de mucha apertura. Pero hay que entender que la incorporación de estas pizarras se enmarca dentro de un programa. La prioridad es el programa”.

Si bien todavía no se están considerando nuevas herramientas tecnológicas (por ahora el objetivo es completar el despliegue de las pantallas y la capacitación docente), Caballero se entusiasma con las posibilidades de interacción con las pizarras digitales en materias como Geografía, Ciencias Naturales, Matemáticas y Lengua. Muchos de estos recursos trabajan como periféricos o software de estas pantallas.

Autor

  • Pamela Stupia

    Editora de ITSitio para toda la región. Comenzó su camino en medios gráficos y digitales hace más de 10 años. Escribió para diario La Nación y revista Be Glam del mismo grupo.

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Pamela Stupia

Editora de ITSitio para toda la región. Comenzó su camino en medios gráficos y digitales hace más de 10 años. Escribió para diario La Nación y revista Be Glam del mismo grupo.

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