
Liderar desde el bienestar: la clave de Luis Armendaris para la nueva era empresarial
En un entorno laboral cada vez más digitalizado y exigente, Luis Armendaris, CEO de Gordon Lewis Group, propone una nueva forma de liderar: poner el foco en el bienestar, la autenticidad y los vínculos humanos como pilares para construir equipos más sanos, comprometidos y productivos.
En un mundo cada vez más atravesado por la tecnología y la hiperconectividad, hablar de bienestar puede parecer, a simple vista, una moda. Sin embargo, para Luis Armendaris, CEO de Gordon Lewis Group, se trata de una necesidad vital. En una entrevista reciente con Next, el programa de streaming coproducido por ITSitio y AhorPlay, el ejecutivo reflexionó sobre su paso por XChange LATAM, el evento que reunió en Bariloche a líderes del canal tecnológico de la mano de ITSitio Group y The Channel Company, y compartió su visión sobre cómo liderar equipos en esta nueva era, donde la conexión humana vuelve a ocupar un lugar central.
“Paradójicamente, en un momento en el que estamos más conectados que nunca, estamos profundamente desconectados”, observó Armendaris. Esa desconexión, explicó, no solo afecta las relaciones personales, sino también la forma en que se lideran los equipos. Para él, el liderazgo del futuro —y del presente— requiere de una mirada introspectiva, humana y auténtica.
Bienestar como eje del liderazgo
Desde su experiencia personal y profesional, Armendaris pone el foco en el bienestar como un eje transversal. “Creo que todo líder tiene que enfocarse tanto en su bienestar como en el de su equipo”, dijo, y remarcó que las herramientas tecnológicas que se utilizan para mejorar la rentabilidad también deberían ponerse al servicio de mejorar la calidad de vida dentro de las organizaciones.
La introspección, según el ejecutivo, es un punto de partida ineludible. No se trata solo de liderar mejor a otros, sino de liderarse primero a uno mismo. “La mejor herramienta para tomar decisiones como líder es entender cuáles son tus propias necesidades y valores”, explicó. En su caso, ese trabajo interno es una práctica cotidiana, comparable con el cuidado físico. “Lo hago todos los días. Es súper difícil, pero es como ejercitar el cuerpo: también tenés que ejercitar la mente y el alma”.

Neurociencia, felicidad y datos: una nueva mirada
Durante su charla en Next, Armendaris destacó el impacto que tuvo en su vida profesional el acceso a conocimientos de neurociencia y estudios sobre felicidad basados en datos duros. Su participación regular en eventos como The World Happiness Summit, donde se presentan investigaciones de largo plazo realizadas por instituciones como Harvard, le permitió derribar prejuicios y ampliar su perspectiva: “Antes pensaba que hablar de felicidad era una pérdida de tiempo. Pero después entendí que la felicidad es una práctica que se puede desarrollar”.
Pequeños hábitos para una cultura más sana
En ese sentido, aboga por una noción de felicidad racional y concreta, que se nutre de pequeños hábitos y espacios dentro de la empresa. Esos “pedacitos”, como él los llama, son oportunidades para fortalecer los vínculos y fomentar una cultura organizacional más sana. En Gordon Lewis Group, por ejemplo, implementaron iniciativas simples pero efectivas, como la creación de un “family room” virtual en Microsoft Teams. Allí, los colaboradores comparten fotos y videos de su vida personal: hijos, mascotas, celebraciones. “No dijimos exactamente qué hacer ahí. Solo creamos el espacio y la gente lo hizo suyo”, relató.
Para Armendaris, este tipo de iniciativas tienen éxito cuando nacen de una comunicación honesta y horizontal. “El error más común de los líderes es suponer lo que el equipo necesita. No se trata de imponer salas de yoga o juegos, sino de escuchar y dar libertad”. Esta cultura de apertura permitió que, incluso en contextos 100% remotos con equipos dispersos entre Colombia, Filipinas y Estados Unidos, se generaran subcomunidades espontáneas basadas en afinidades reales.
A la hora de combinar recreación con productividad, el equilibrio se logra —según su visión— a través de una fuerte cultura de compromiso. “Creo muchísimo en la cultura de disciplina y trabajo. Si contratás bien, el equipo se autorregula. Nadie quiere fallarle a su compañero. Esa es la verdadera motivación, más que el miedo al jefe”, aseguró. Para lograrlo, considera fundamental reclutar personas con sólidos soft skills, más allá de la experiencia técnica. “Puedes enseñarle networking a alguien, pero no podés enseñarle a tener buena energía o a ser un buen compañero”.

En su experiencia, incluso personas provenientes de ámbitos completamente ajenos a la tecnología pueden convertirse en talentos valiosos si tienen habilidades interpersonales desarrolladas. “Alguien que trabajó en atención al cliente o como mesero bajo presión y mantiene una sonrisa tiene mucho potencial. Si le das la oportunidad de entrar al mundo IT, puede llegar muy lejos y, encima, va a ser mucho más leal”.
En el proceso de selección, prefiere las entrevistas abiertas, con preguntas orientadas a explorar valores y actitudes. “Hay que jugársela. Pero si lográs identificar a alguien con buen alma, como me gusta decir, vale la pena apostar”, señaló.
Más allá de lo personal, Armendaris insiste en que el liderazgo auténtico es contagioso. “Tenés que encontrar tu manera. No se trata de que todos hagan yoga porque vos hacés yoga, sino de que vean que está permitido buscar su propio bienestar”. El desafío, reconoce, es salir de la zona de confort. Pero es en ese territorio incierto donde surgen las ideas más transformadoras.
En definitiva, el mensaje de Luis Armendaris para los líderes del ecosistema tecnológico es claro: liderar no es solo alcanzar resultados, sino construir culturas organizacionales donde las personas puedan desarrollarse de forma plena. Porque, como bien señaló, “en una época donde mostramos más, nos sentimos más desconectados y somos menos auténticos. Y ese es el verdadero problema que tenemos que resolver”.
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