Un robot extirpó una vesícula tras aprender con videos de cirugías reales
A diferencia de otros sistemas quirúrgicos que requieren control humano o programación detallada, este robot aprendió observando videos reales y logró operar solo. El avance marca un paso clave hacia la autonomía robótica en medicina.
Por primera vez, un robot quirúrgico logró realizar una extirpación de vesícula biliar de forma completamente autónoma, sin asistencia humana directa. El hito fue alcanzado por investigadores de la Universidad Johns Hopkins, quienes desarrollaron un sistema capaz de aprender procedimientos complejos observando videos de cirugías reales. El avance representa un punto de inflexión en la robótica médica y abre la puerta a una nueva generación de cirugía autónoma.
Cómo aprendió el robot
El robot, llamado SRT-H (Surgical Robot Transformer-Hierarchy), fue entrenado utilizando una técnica conocida como “aprendizaje por imitación”. El sistema observó horas de grabaciones de colecistectomías (extracciones de vesícula biliar) realizadas por cirujanos humanos en cadáveres de cerdo, y recibió subtítulos que explicaban cada acción del procedimiento. A partir de esta información visual y textual, el robot aprendió a identificar estructuras anatómicas, manipular instrumentos quirúrgicos y ejecutar cada uno de los pasos del procedimiento con precisión.
La novedad del enfoque está en que el robot no fue programado con instrucciones específicas, sino que desarrolló su capacidad quirúrgica observando cómo lo hacían los expertos. Tal como detallan los investigadores en la revista Science Robotics, el sistema descompuso la operación en 17 pasos, cada uno de los cuales fue asimilado y luego ejecutado de forma autónoma.

Cirugía sin intervención humana
Durante las pruebas, el robot realizó ocho cirugías consecutivas con un 100% de éxito. En cada caso, completó todas las fases críticas del procedimiento: reconocimiento de arterias y conductos, separación de la vesícula del hígado, colocación de clips, cortes precisos y extracción del órgano. Todo ello sin intervención humana.
Los experimentos se realizaron en entornos simulados que imitan la anatomía y la textura de los órganos humanos, con condiciones realistas como tintes que simulan sangre, variaciones en las posiciones y diferencias anatómicas entre los especímenes. Incluso frente a estos desafíos, el robot fue capaz de detectar errores en tiempo real, autocorregirse y continuar la cirugía sin detenerse.
Según el equipo de Johns Hopkins, el SRT-H realizó en promedio 6,4 autocorrecciones por procedimiento y tardó solo un minuto más que un cirujano humano experimentado.

Entiende y responde a la voz
Una de las innovaciones más importantes del sistema es su habilidad para interactuar verbalmente con el equipo médico. El robot fue capaz de interpretar órdenes habladas durante la cirugía, como “sujeta la cabeza de la vesícula” o “mueve el brazo izquierdo”, y responder con movimientos quirúrgicos precisos. Esta capacidad le permite actuar como un residente en formación, aprendiendo con la guía de un mentor.
Además, el sistema puede adaptarse en tiempo real a variaciones en la anatomía del paciente, modificando su comportamiento según las condiciones específicas del procedimiento. Esto marca una diferencia fundamental respecto de generaciones anteriores de robots quirúrgicos, que solo podían seguir secuencias preprogramadas bajo control humano.
Un salto tecnológico real
Hasta ahora, los sistemas robóticos como el Da Vinci eran operados a distancia por médicos, quienes controlaban cada movimiento. En cambio, el SRT-H actúa de forma autónoma, tomando decisiones en tiempo real y ejecutando acciones con un nivel de comprensión que se asemeja al razonamiento humano.

Axel Krieger, líder del proyecto, explicó que este desarrollo representa un cambio radical: “Pasamos de robots que ejecutan tareas a robots que entienden el procedimiento quirúrgico”. Su colega Ji Woong “Brian” Kim, añadió que este avance “podría redefinir el futuro de la cirugía mínimamente invasiva”.
El logro fue validado mediante revisión por pares y publicado en Science Robotics, una de las revistas más prestigiosas del mundo en investigación científica y tecnológica.
Qué viene después
Aunque por ahora las pruebas se realizaron en modelos animales, los investigadores planean avanzar hacia intervenciones en tejidos humanos, primero con cadáveres y luego con pacientes reales. Se estima que, si los resultados continúan siendo positivos, los primeros ensayos clínicos podrían realizarse dentro de la próxima década.

Las posibles aplicaciones son enormes: cirugías complejas realizadas en zonas remotas sin necesidad de especialistas, reducción de errores médicos, acortamiento de los tiempos quirúrgicos y alivio de la carga laboral en sistemas de salud saturados.
Sin embargo, también hay retos importantes. La comunidad médica advierte sobre la necesidad de establecer marcos legales y éticos claros. ¿Quién es responsable si algo sale mal? ¿Cómo se protege la privacidad de los datos? ¿Debe haber siempre un médico supervisando? Estas preguntas aún no tienen respuestas definitivas, pero son fundamentales antes de que este tipo de tecnología pueda desplegarse a gran escala.
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