Infraestructura

Centros de datos espaciales: así busca Google alimentar la inteligencia artificial con luz solar

Con el Project Suncatcher, Google busca revolucionar la infraestructura tecnológica al enviar centros de datos al espacio y aprovechar la energía solar para alimentar la inteligencia artificial. La iniciativa apunta a reducir el consumo energético de los modelos de IA y abrir una nueva era de computación sustentable desde la órbita terrestre.

Google planea un movimiento que podría redefinir el futuro de la computación y la sostenibilidad tecnológica: enviar centros de datos al espacio para alimentar la inteligencia artificial (IA) con energía solar. La iniciativa, llamada Project Suncatcher, propone crear una constelación de servidores orbitales que funcionen en enjambre, aprovechando la radiación solar de manera continua. Si el costo de los lanzamientos a la órbita baja sigue disminuyendo, la empresa considera que esta visión podría hacerse realidad hacia la década de 2030.

El consumo energético de la inteligencia artificial se ha convertido en uno de los grandes desafíos tecnológicos de nuestro tiempo. Modelos cada vez más potentes, como los de lenguaje generativo o los sistemas de visión artificial, requieren infraestructuras masivas y enormes cantidades de electricidad. Con Project Suncatcher, Google busca trasladar parte de esa carga al espacio, donde la energía solar es abundante, limpia y constante.

Según el documento técnico publicado por la compañía —actualmente en revisión por pares—, la propuesta consiste en lanzar decenas de minisatélites equipados con servidores de IA. Estos orbitan en formación heliosincrónica, es decir, mantienen una posición relativa que les permite permanecer casi todo el tiempo bajo la luz del Sol. De este modo, los centros de datos espaciales podrían operar con energía solar directa, reduciendo la huella de carbono y aliviando la demanda energética terrestre.

Un enjambre de servidores en órbita

Los investigadores de Google ya realizaron simulaciones con un cúmulo de 81 satélites distribuidos en un radio de un kilómetro, separados por entre 100 y 200 metros, que mantuvieron su estabilidad orbital. Además, lograron velocidades de transmisión de hasta 1 terabit por segundo (Tbps) mediante enlaces ópticos de alta velocidad, utilizando tecnología comercial disponible en el mercado.

Otro avance clave fue la resistencia de los chips TPU (Tensor Processing Unit), diseñados por Google para tareas de machine learning. Tras ser expuestos a niveles de radiación equivalentes a cinco años en órbita, los chips no mostraron fallas permanentes, lo que sugiere que el hardware podría soportar las condiciones extremas del espacio.

Los servidores de IA de Google podrían operar desde el espacio, aprovechando la radiación solar para funcionar sin interrupciones.
Los servidores de IA de Google podrían operar desde el espacio, aprovechando la radiación solar para funcionar sin interrupciones.

Desafíos técnicos: calor, radiación y transmisión

Aunque las pruebas iniciales resultaron prometedoras, la empresa reconoce que todavía hay desafíos de ingeniería significativos. Entre ellos, mejorar la maniobrabilidad de las formaciones satelitales, incrementar las velocidades de comunicación hasta los 10 Tbps y garantizar la protección de los chips frente al viento solar.

Uno de los problemas más complejos es la disipación del calor. En el vacío espacial, el calor generado por los chips no puede dispersarse fácilmente, lo que podría afectar la estabilidad del sistema. Además, Google debe resolver cómo garantizar comunicaciones estables con la Tierra ante la posible interferencia atmosférica.

En un comunicado, la compañía explicó: “Nuestro análisis inicial muestra que los conceptos básicos de la computación basada en el espacio no están excluidos por la física ni por barreras económicas insuperables. Sin embargo, existen desafíos de ingeniería importantes, como la gestión térmica, las comunicaciones terrestres de alto ancho de banda y la fiabilidad del sistema en órbita”.

El factor económico: esperar a que los cohetes sean más baratos

El plan de Google depende en gran parte de la reducción de los costos de lanzamiento. Según sus estimaciones, el precio por kilogramo debe caer por debajo de los 200 dólares para que el proyecto sea económicamente viable. Actualmente, lanzar un cohete Falcon 9 —utilizado por la NASA y SpaceX— cuesta alrededor de 67 millones de dólares, lo que equivale a entre 2.500 y 3.000 dólares por kilogramo.

No obstante, SpaceX ha prometido que podría reducir ese costo a 100 dólares por kilo para 2035, gracias a cohetes totalmente reutilizables. Si esa proyección se cumple, Project Suncatcher tendría una ventana de oportunidad para convertirse en realidad.

Un nuevo horizonte para la computación verde

Con esta apuesta, Google no solo busca potenciar el rendimiento de la IA, sino también repensar la infraestructura tecnológica desde una perspectiva sostenible. Los centros de datos espaciales podrían representar el próximo paso en la computación distribuida, combinando energía limpia, capacidad de procesamiento masivo y resiliencia planetaria.

Si el Proyecto Suncatcher logra materializarse, podría marcar el nacimiento de una nueva era: la de la inteligencia artificial solar y orbital, donde los límites entre la Tierra y el espacio se difuminan en nombre de la eficiencia energética y la innovación tecnológica.

Leer mas

Autor

[mdx-adserve-bstreet region="MED"]

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba