Inteligencia Artificial

IA en el aula: el proyecto argentino que busca cambiar cómo aprenden los estudiantes

Eleva propone un modelo educativo responsable, medible y centrado en la identidad institucional para integrar la IA en escuelas y universidades de América Latina.

La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) abrió una de las mayores oportunidades de transformación educativa del último siglo, pero también un dilema urgente: ¿cómo asegurarse de que potencie el aprendizaje sin vaciarlo de sentido? Muchas instituciones eligieron caminos extremos —prohibirla o adoptarla sin criterio— y el resultado fue el mismo: confusión, pérdida de valor pedagógico y una brecha creciente entre lo que la educación ofrece y lo que la sociedad demanda.

En ese contexto nació Eleva, una iniciativa argentina que buscó diseñar un modelo responsable para integrar la IA al aula sin romper con la identidad de cada institución. El proyecto fue fundado por Diego López Yse, docente universitario con experiencia en investigación aplicada, desarrollo de laboratorios y formación docente en ciencia de datos.

Una estrategia integral para la era de la IA

Eleva se apoyó en tres pilares fundamentales:

  • Estrategia primero, tecnología después: la IA se integró según la identidad de cada institución, evitando modas pasajeras.

  • Docentes fortalecidos, estudiantes motivados: programas de desarrollo que formaron a los educadores para guiar con criterio y confianza.

  • Impacto medible: cada actividad se evaluó con rigor científico.

“La educación no necesita más herramientas, necesita dirección. La IA no reemplazó la experiencia de aprender, la enriqueció con criterio”, sostuvo López Yse.

Un momento histórico para repensar el aula

El aula tradicional cambió poco en 200 años. Profesores frente al pizarrón, alumnos tomando apuntes, contenidos estandarizados. Mientras tanto, la tecnología reconfiguró industrias enteras.

Con la IA, docentes y directivos comenzaron a preguntarse:

  • ¿Cómo se gestionó su uso?

  • ¿Cómo se cuidaron los datos?

  • ¿Cómo se mantuvo la identidad pedagógica?

  • ¿Qué habilidades necesitó un graduado en 2050?

Para López Yse, la respuesta requería “instituciones que definan reglas claras antes de incorporar tecnología”.

Docentes resilientes y medición científica del aprendizaje

Eleva diseñó un enfoque basado en evidencia. La propuesta buscó comparar de forma rigurosa los resultados de estudiantes que utilizaron IA contra los que no lo hicieron, midiendo:

  • tiempo de resolución,

  • nivel de comprensión,

  • calidad del entregable,

  • motivación.

“No tiene sentido hacer algo más rápido si no entendiste lo que hiciste”, explicó el fundador. “Por eso medimos, medimos y medimos”.

La iniciativa también evaluó factores emocionales, un punto crítico ante la desconexión entre contenido curricular y mundo real.

La primera experiencia universitaria piloto

El proyecto se implementó inicialmente en carreras de ingeniería de una universidad tecnológica, con materias clave como Programación y Álgebra. Cada docente elaboró actividades diseñadas para evaluar cómo la IA afectaba el proceso cognitivo.

La experiencia impactó internamente: docentes que venían experimentando en solitario encontraron dirección; autoridades celebraron la claridad estratégica; estudiantes mostraron más motivación al ver contenido conectado con la realidad laboral.

De laboratorio a modelo escalable

La recepción positiva abrió la puerta a algo más grande. Organismos académicos nacionales comenzaron a observar el piloto como referencia para una posible expansión institucional en etapas sucesivas.

Sin compromisos formales aún, se trata de un posible punto de inflexión: un modelo de adopción responsable, medible y replicable en todo el país.

IA sin perder identidad

Para los creadores de Eleva, el objetivo nunca fue automatizar el aula, sino fortalecerla:

  • reglas claras de uso,

  • criterios éticos,

  • docentes preparados,

  • medición continua.

«Un niño que ingresa hoy al sistema educativo egresará cerca del año 2050. Si no empezamos ahora, llegaremos tarde», señaló López Yse.

Latinoamérica frente al desafío

Mientras sistemas educativos discuten cómo prohibir o limitar herramientas, Eleva propone algo distinto: diseñar políticas institucionales que reflejen:

  • diversidad pedagógica,

  • soberanía digital,

  • identidad de comunidad,

  • ética aplicada.

Es un enfoque que puede posicionar a la región como exportadora de soluciones educativas y no solo consumidora de tecnología.

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