Ariel Traverso: «Me echaron el día de mi cumpleaños y armé una empresa”
Emprendedor, fundador y CEO de A-Train Lab, cuenta cómo un despido masivo y la incertidumbre se convirtieron en el motor para emprender. Su historia destaca los desafíos y aprendizajes al construir un negocio desde cero en un contexto global cambiante.
El 10 de diciembre de 2019 marcó un punto de inflexión en la vida de Ariel Traverso. Ese día, no solo celebraba un nuevo año, sino que también enfrentaba un despido masivo. “Nos echaron a todos, cerró todo Thompson de un día para el otro. A nivel global, más de 12.000 empleados, 80 oficinas… Me echaron ese día y dije: ‘Golazo, regalo de cumpleaños’”, recuerda con una mezcla de ironía, en el marco de una nueva entrevista de Next, ciclo coproducido por ITSitio y AhoraPlay.
La fusión de la empresa generó cambios inesperados . “Los clientes nos llamaban: ‘Ari, ¿dónde estás? ¿Qué estás haciendo?’. Yo no tenía nada, pero tenía la gente”, cuenta Traverso, refiriéndose al equipo con el que había trabajado durante años y con el que decidió dar un paso hacia lo desconocido: fundar su propia empresa.
Un inicio sin manual
El desafío de convertirse en emprendedor llegó sin preparación previa. “Ser empresario, ser dueño, armar una empresa… nadie te enseña eso”, admite Traverso. “Siempre digo a los chicos: odio ser founder. Mi laburo siempre fue en equipo, pero finanzas y abogacía las fui aprendiendo a las piñas”.
El equipo fue clave en este proceso. “Sumé al mismo equipo que ya era mío, con el que veníamos trabajando hace 7 u 8 años juntos. Ellos confiaban en mí y yo confiaba en ellos”, dice Traverso. Esa confianza mutua permitió que el proyecto avanzara rápidamente, a pesar de las dificultades.
Desafíos financieros y crecimiento global
Uno de los mayores retos fue aprender a gestionar las finanzas en un contexto de incertidumbre económica. “Mi única preocupación los últimos viernes de mes es pagar los sueldos. Somos un montón, y los sueldos son muchos ceros”, confiesa Traverso. Sin embargo, con esfuerzo y estrategia, lograron expandirse.
En tres años, A-Train Lab pasó de ser una idea a tener presencia en 55 países y siete oficinas. “Siempre digo: ‘Me voy un mes afuera y recorro cada oficina para visitar a todos’. Me gusta firmar contratos y estar presente”, señala.
Lecciones sobre liderazgo y resiliencia
El proceso no estuvo exento de errores, pero Traverso los considera parte del aprendizaje. “Siempre digo: ‘Yo soy el responsable número uno, pero también me equivoco, y cuando pasa, digo: ‘Perdón, fue mi error’. Eso genera confianza en el equipo”, explica.
También aprendió a delegar, aunque reconoce que no siempre es fácil. “Cuesta mucho delegar porque pensás: ‘Es más fácil hacerlo yo’. Pero está mal, porque atentas contra tu propio negocio. Cuando encontrás personas que te potencian, el resultado es mucho mejor”, asegura.
La clave: la gente y la pasión
Traverso subraya que tanto el equipo como los clientes son el corazón de su empresa. “A mí no me importa tu empresa, me importás vos”, dice refiriéndose a la relación personalizada que busca construir con cada cliente.
Para él, la pasión es fundamental. “Necesitás gente que sienta amor y pasión por lo que hace. Nosotros trabajamos con amor real. Y es algo que está las 24 horas: incluso en casa, tu cabeza sigue trabajando, consciente o inconscientemente”, reflexiona.
Más allá del salario, busca seducir a los talentos compartiendo el propósito del proyecto. “El proyecto tiene que tener sentido para ellos, que sientan que realmente son parte de esto. Tenemos hasta comisiones y sistemas de premios, porque mover la aguja juntos es lo que hace que todos estén comprometidos”, señala.
Una historia de reinvención
Ariel Traverso convirtió un despido masivo en la chispa para construir algo nuevo. “Todos los trabajos son por plata, pero también necesitamos sentirnos parte de algo”, concluye. Traverso destaca que con su equipo no solo lograron crear una empresa exitosa, sino también generar una cultura basada en la confianza, la pasión y la resiliencia.