
Patricio O´Gorman: “La condición natural del ser humano no es el trabajo, es el ocio”
En una entrevista mano a mano el ciclo Next, el investigador en nuevas tecnologías compartió su visión sobre el rol de la inteligencia artificial (IA) en la vida laboral moderna. En un contexto de hiperproductividad, O’Gorman destacó la importancia de resignificar el ocio y cuestionó si realmente estamos preparados para desconectarnos en un mundo que exige disponibilidad constante.
El investigador en nuevas tecnologías y docente, Patricio O’Gorman, quien presentó en Campus Party su charla, La Revolución del Ocio: IA y Trabajo, habló en exclusiva en el ciclo de entrevistas Next, coproducido por ITSitio y AhoraPlay. Durante la entrevista, O’Gorman propuso repensar los roles que la inteligencia artificial (IA) y el concepto de trabajo ocupan en la sociedad actual. Con una visión provocadora, invitó a reflexionar sobre la posibilidad de una vida en la que el ocio retome el protagonismo en un mundo de automatización.
“La condición natural de la persona no es el trabajo, es el ocio”, afirmó O’Gorman, subrayando una idea central de su discurso: el valor del tiempo libre y su vínculo con la calidad de vida. “La palabra ‘negocio’ proviene del latín nec otium, que significa negar el ocio”, explicó. Y añadió: «esto nos recuerda cómo en la Grecia antigua se apreciaban actividades como el arte y el diálogo, elementos que daban sentido a la vida humana más allá de la mera productividad».
Tecnología, productividad y el nuevo temor laboral
Para O’Gorman, uno de los efectos más claros de la IA y de la tecnología en general ha sido la optimización de tareas. “Históricamente, cada avance ha hecho más productivos a los trabajadores”, dice. Sin embargo, la pregunta que subyace no es si estos cambios aumentarán la productividad, sino cómo cambiarán los tipos de trabajo y qué sucederá con el tiempo que liberen.
El crecimiento de la IA trajo consigo una preocupación por la pérdida de empleos. Este temor, en particular, no es exclusivo de los trabajos más operativos, como lo fue en revoluciones industriales anteriores, sino que afecta también a otro tipo de profesionales, destacó O’Gorman. Esta vez, el impacto se da en un espectro más amplio de la sociedad y amenaza con redefinir el empleo y su estabilidad en términos más amplios.
El ocio como necesidad y derecho
Una de las cuestiones centrales en la propuesta de O’Gorman es que el ocio sea resignificado y recuperado como un espacio de valor personal y social. Para él, este concepto debe plantearse como una solución frente a una dinámica de hiperproductividad que, paradójicamente, surge de los mismos avances tecnológicos. Países como Alemania, España o el Reino Unido han experimentado con jornadas de cuatro días a la semana, buscando mejorar de esa manera el bienestar y hasta la productividad. Porque se ha visto que los tiempos de descanso generan mayor eficiencia y productividad. Sin embargo en Latinoamérica esta situación todavía parece estar lejos de materializarse.

La desconexión como nuevo lujo
“Hay que pensar si no nos estamos volviendo esclavos de los algoritmo”, dijo el especialista, en relación a este afán de querer estar todo el tiempo conectados y con una urgencia por no parar de producir. “Yo no dejo de mirar el teléfono, el mail, los WhatsApps. Eso es volverse esclavo”, reflexionó.
En este escenario, O’Gorman planteó una metáfora interesante: “La conectividad es como un gas: ocupa todo el espacio disponible”. Hoy, con la IA integrada en smartphones y la disponibilidad de aplicaciones en todo momento, las fronteras entre trabajo y ocio se han difuminado. “Miremos las estadísticas de uso diario de nuestros dispositivos: si están por debajo de cinco o seis horas al día, son fenómenos”, reflexionó.
Destacó que la saturación de información y la necesidad de estar disponibles todo el tiempo impiden a las personas disfrutar de momentos de verdadera desconexión. Según él, la proliferación de “teléfonos no inteligentes” es una prueba de que cada vez más gente busca maneras de escaparse de la tecnología y recuperar su libertad.
Reaprender el ocio: un cambio necesario
¿Qué pasa con los emprendedores o dueños de pequeñas empresas que sienten que deben estar disponibles todo el tiempo para no perder clientes? O’Gorman cree que, más allá de las demandas del mercado, es necesario que las personas aprendan a poner límites. “Siempre habrá más aplicaciones, más cosas para aprender, más contactos y, por supuesto, siempre más WhatsApp”, dice. La clave es identificar cuándo uno mismo está llenando su día con una “hiperactividad innecesaria” que a largo plazo resulta en agotamiento.
O’Gorman sugirió que todos podemos implementar mini apagones digitales, momentos de desconexión en los que la prioridad sea “hacer nada” o realizar actividades como leer un libro o simplemente disfrutar de una conversación en persona. “La construcción de diálogo ha sido uno de los cimientos de nuestra civilización”, reflexionó, al señalar que la comunicación online no puede reemplazar los beneficios de las interacciones cara a cara.
Hacia una “Revolución del Ocio” con IA
El potencial de la IA generativa es otro aspecto que O’Gorman puso sobre la mesa. Desde su experiencia, la IA le ha permitido optimizar muchas de sus tareas diarias. “La uso para redactar publicaciones en redes o crear gráficos de consumo y tecnología que antes me llevaban horas”, comentó. Esta herramienta permite ahorrar tiempo, pero también presenta un dilema: ¿qué se hace con ese tiempo extra? Para muchos, la respuesta es simplemente “llenarlo de más actividades”.
Para O’Gorman, el desafío consiste en cambiar el enfoque y destinar ese tiempo a actividades que realmente enriquezcan la vida personal. “El descanso no significa inactividad. Leer un libro es algo ‘no productivo’, pero para mí es una fuente de disfrute”, subrayó.
“Yo creo que el tiempo de desconexión nos hace mejores personas. Aunque sea un rato por día, para que podamos mirarnos a la cara, hablar y conectar”, concluyó.