Columna de Opinion

La IA dejó de ser solo inteligente: ahora es autónoma

La primera ola de IA generativa permitió a las organizaciones ganar confianza en la tecnología y desarrollar capacidades clave en ingeniería de prompt, evaluación de modelos y gobernanza.

Por: Miriam Cuellar, Head of Digital Solutions, T-Systems México

En los últimos años, la primera ola de Inteligencia Artificial generativa ha hecho posible la realización de proyectos piloto a gran escala que han acelerado la confianza en la IA y han ayudado a las organizaciones a crear capacidades esenciales en materia de ingeniería de prompt, evaluación de modelos y gobernanza.

Ahora, con esas lecciones obtenidas, estamos a las puertas de algo mucho más ambicioso: una nueva generación de sistemas de Inteligencia Artificial que no solo responden preguntas, sino que toman decisiones, ejecutan tareas complejas y actúan de manera autónoma. Esta es una segunda fase más integrada y transformadora: la era de los agentes de IA.

La diferencia fundamental entre la IA generativa tradicional y los agentes inteligentes radica en su capacidad para actuar, no solo para responder. Mientras que un chatbot se limita a generar texto cuando se lo solicitamos, los agentes de IA combinan esa capacidad de comprensión del lenguaje con habilidades de memoria, planificación estratégica y coordinación de tareas. Esto significa que pueden tomar un objetivo complejo —como «preparar el informe mensual de ventas»— y dividirlo automáticamente en pasos específicos: extraer datos de diferentes sistemas, analizarlos, crear visualizaciones, redactar conclusiones y enviarlo a los destinatarios correctos, todo sin que tengamos que guiar cada movimiento.

En el ámbito de las herramientas generales, esto transforma a los asistentes digitales en verdaderos compañeros de trabajo que monitorean constantemente nuestros tableros, alertan sobre anomalías y ejecutan flujos de trabajo completos. Pero donde realmente brillan es en los procesos específicos de cada industria, automatizando secuencias empresariales complejas que involucran múltiples departamentos, sistemas y decisiones —el tipo de tareas que hasta ahora requerían inevitablemente supervisión humana constante.

Este salto cualitativo que representa la IA Agéntica lo podemos encontrar en distintos casos de uso. En la gestión de la cadena de suministro, por ejemplo, ya no hablamos de sistemas que simplemente nos muestran reportes de inventario, sino de agentes que predicen la demanda de manera continua, detectan riesgos potenciales en tiempo real y redistribuyen automáticamente productos entre almacenes, incluso negociando con proveedores externos para optimizar tanto el servicio al cliente como los costos operativos.

En el ámbito comercial, estos agentes van más allá de recomendar productos: analizan patrones de comportamiento, contenido de carritos de compra y datos contextuales para identificar oportunidades de venta cruzada precisas, mientras crean nuevos modelos de negocio como suscripciones de mantenimiento automático para clientes industriales o paquetes de asesoría legal y fiscal personalizada que se adaptan a las necesidades específicas de cada usuario.

La clave está en que la IA agéntica no se limita a automatizar procesos existentes, sino que reimagina completamente cómo las organizaciones pueden operar, adaptarse a cambios del mercado y, fundamentalmente, crear valor de maneras que antes eran impensables. Sin embargo, para materializar el potencial transformador de la IA agéntica, las organizaciones no pueden seguir operando con el manual de la primera generación de IA generativa. El cambio requiere una reorientación fundamental en cuatro dimensiones críticas:

  1. En términos de estrategia, los líderes empresariales deben preguntarse no solo dónde pueden aplicar IA, sino cómo esta tecnología puede reinventar unidades de negocio completas, abrir mercados inexplorados y construir ventajas competitivas sostenibles.
  2. El enfoque de implementación debe evolucionar del caso de uso aislado a la transformación de procesos empresariales completos, donde los agentes se integren a lo largo de toda la cadena de valor.
  3. En cuanto a la estructura organizacional y el modelo de despliegue, el éxito depende de equipos de transformación interfuncionales que integren expertos de negocio, diseñadores de procesos, ingenieros de IA, arquitectos de TI e ingenieros de datos trabajando en conjunto desde el día uno.
  4. El modelo de implementación debe industrializarse desde el inicio. Las organizaciones deben diseñar para la escalabilidad desde el primer día, no como una reflexión posterior, haciendo que la eficiencia económica sostenible sea absolutamente crítica para el éxito a largo plazo.

La IA agéntica ya no es una tecnología experimental: hoy está alcanzando la madurez suficiente para generar transformaciones reales y medibles en múltiples industrias. Los CEO que comprenden esta realidad están abordando la implementación no como un proyecto tecnológico más, sino como una serie de reformas integrales que incluyen desde la reorganización completa de procesos de trabajo y la redefinición del equilibrio entre tareas humanas y automatizadas, hasta la creación de modelos de negocio completamente nuevos. Para los líderes que actúen ahora, la recompensa no será solo una ventaja competitiva, sino la oportunidad de redefinir fundamentalmente cómo sus organizaciones piensan, deciden y crean valor en el futuro.

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