Las cámaras de videovigilancia están cada vez más presentes en distintos ámbitos y de hecho se están posicionando en el mercado turístico debido a sus ventajas y beneficios en términos de aportar “ojos electrónicos”, donde la visión y los recursos humanos no alcanzan a llegar, como es el caso de la alta montaña. En esta nota, un repaso por algunos modelos disponibles que el canal puede aprovechar para apuntar sus negocios al sector turismo.
Por Juan Pablo Tavil, Gerente de Ventas Axis Communications Cono Sur
A modo de ejemplo, vale pensar en La Cordillera de los Andes, un atractivo turístico internacional y una creciente fuente de ingresos para la economía de Chile, en particular por la presencia de centros de ski y su amplia oferta de servicios que congregan a los amantes de la montaña y los deportes invernales.
En ese contexto, resguardar la integridad de los deportistas y visitantes en un entorno complejo es una de las principales preocupaciones de los administradores de los centros. Esto, dado las características geográficas y climáticas de las pistas y zonas recreativas, donde prevalece el frío, la nieve y, en algunos casos, la neblina. Estas condiciones incrementan la posibilidad de una serie de incidentes desde una caída, colisión o extravío, hasta una temida avalancha.
La videovigilancia también se está posicionando en este mercado dada sus ventajas y beneficios en términos de aportar “ojos electrónicos”, donde la visión y los recursos humanos no alcanzan a llegar, como es el caso de la alta montaña; así como las características técnicas y funcionalidades que incorporan las cámaras IP, que las posicionan como una alternativa en términos de costo y efectividad en las labores de control y monitoreo remoto.
Actualmente, hay modelos en formato domo con movimiento PTZ ideales para los centros invernales, ya que funcionan con alimentación de alta potencia a través de Ethernet que simplifican su instalación, sólo se necesita de un cable, soportan temperaturas de hasta 40º Celsius bajo cero y son altamente resistentes contra el agua y la nieve.
Estas cámaras también permiten obtener mejores ángulos de visión, por lo que resultan idóneas para el monitoreo en pistas y laderas -que pueden tener extensiones de varios kilómetros- junto a zoom ópticos de alta precisión para detectar cualquier detalle en medio de la nieve, gracias a su definición en HDTV.
Además, tienen detección automática de movimiento, captan imágenes a color incluso en la oscuridad, poseen termografía (imágenes según la emisión de calor), y permiten la integración con aplicaciones analíticas como la identificación de personas y objetos desde las salas de monitoreo y la emisión de alamas automáticas en tiempo real para el personal en terreno, pues el factor tiempo es clave para salvar vidas en la montaña.
De esta forma, los encargados de seguridad en los centros invernales pueden contar con un apoyo para cumplir con su labor las 24 horas del día y los 7 días de la semana, así como disponer de un respaldo de las imágenes para investigar incidentes y establecer responsabilidades, sobre todo en situaciones que involucren a los deportistas.
Ya existen algunos casos de implementación de estos sistemas de videovigilancia en red en centros de ski y alta montaña; por ejemplo, la Municipalidad de Livigno, un conocido resort en los Alpes italianos, implementó una cámara a más de 2.800 metros de altura para tener una visión panorámica que le permita vigilar de forma centralizada todo el valle y así poder detectar el riesgo de aludes, así como garantizar la seguridad de los visitantes y esquiadores.
Junto con esta labor preventiva, este sistema es una fuente de información para entender la dinámica de los accidentes, y obtener medios de prueba forense para identificar responsabilidades, siendo un aporte tanto para la policía como para las patrullas de montaña.
